Carolina Herrera

Hace aproximadamente 170 mil años de acuerdo a ciertas estimaciones científicas, la vestimenta se incorporaba en la vida del hombre. En aquellos tiempos, consistiría en un rudimentario accesorio elaborado a partir de materiales de muy rápida descomposición tanto del reino animal como vegetal, pero esencial para la supervivencia puesto que cubriría y protegería el cuerpo en menor o mayor medida de varios protagonistas de la madre naturaleza: los climas helados o severos, las eventuales enfermedades, las criaturas reinantes... Paulatinamente, se la iría decodificando como un elemento indivisible en la vida de la especie. Con el advenimiento de las agujas y sus técnicas de costura hacia el período del Paleolítico superior, Edad de Piedra, las prendas pasarían a componerse con un elevado grado de complejidad. En la Edad Antigua, y más precisamente en la Mesopotamia y Egipto, se concentrarían los primeros focos de la moda. Una moda concebida para variar según clases sociales, contextos y culturas. De esta manera, mutaba el concepto primitivo que el individuo de entonces le otorgaba a la ropa. La lógica de la simple y solitaria defensa de su figura ya no se ajustaría a los amplios intereses emergentes. De allí que este fenómeno devenido en obra de arte, generara  con  los  siglos  y  por  su innata fuerza de atracción una suerte de ciencia psicológica  del  vestir,  en  la  que  a  través  de esas permanentes e inquebrantables vías de comunicación no verbales los consumidores reflejaran sus identidades y/o personalidades en función de comodidades, tradiciones, oficios, gustos, credos, edades o formas de pensar; un sentido de pertenencia a una tendencia, marco, grupo, etnia o cultura; su estatus social; seguridad de tipo interna; alegría, felicidad; una deliberada apariencia de pseudo superioridad; intolerancia y discriminación; el irrefrenable deseo por la autocomplacencia, la seducción y conquista; etc.
Con la intensificación en el siglo XX de la globalización, y el desembarco de la presentación de colecciones por pasarelas, las minifaldas, los pantalones femeninos, los blue-jeans, el cierre por cremallera, la moda unisex, y fibras de origen sintético o artificial tales como el rayón, el nailon, el poliéster o la fibra acrílica, inspirados por el británico Charles Worth, el padre del negocio moderno de la moda, los diseñadores  y  la  alta  costura  caminarían  de la mano hacia su cénit. La industria, democratizada a su vez en cuanto a precios, lograría no solo nutrirse, más o menos, de todo ese cosmos de rasgos distintivos ya citados, sino también traspasar fronteras al ordenarse como una multicultural y atemporal manifestación de estilos y modos de vida de los pueblos,  asequible  ahora  y  en  líneas generales a todos los estamentos sociales... Conforme avanzara el tiempo, la moda se izaría como un emporio universal conducido por una copiosa casta de modistos masculinos y femeninos. Sin embargo, solo un racimo interpretaría y digitaría a flor de piel las necesidades y sentimientos del público, junto a sus términos y condiciones. Hamacados en su bagaje y míticas creaciones, algunos de estos serían: Valentino, Karl Lagerfeld, John Galliano, Dolce & Gabanna, Giorgio Armani, Christian Dior, Paco Rabanne, Givenchy, Calvin Klein, Jean Paul Gaultier,  Tom  Ford,  u  Óscar  de  la  Renta,  en  el  ala  de  los  hombres.  Coco Chanel,  Mary Quant, Diana Vreeland, Donatella Versace, Vivienne Westwood, Diane von Fürstenberg, Miuccia  Prada,  o  Carolina  Herrera,  en  el  de las mujeres. En definitiva, algo más que meras marcas. Fetiches consagrados en las inalterables costumbres de la  gente. 
"El  verdadero  estilo  no se  compra  con dinero. El estilo es algo sutil que se muestra en los pequeños detalles. No es solo belleza y la ropa que se usa; es cómo se actúa, se mueve, se habla y eres por dentro". Su reflexión sobre la elegancia y el buen gusto la absorbería por antonomasia. Como  si  ya  desde  el  vientre  de la  madre  irradiara  un  aura  de  impecabilidad y sofisticación, esta dama haría de su mente, cuerpo e invenciones textiles el filosófico leitmotiv por la que tanto se la distinguiría, incluso como prácticamente a nadie de la actividad.  Su  etiqueta,  Carolina  Herrera. 
A pesar de disponer desde muy jovencita de una profunda inclinación vocacional y de una elegancia natural y estimulante que acentuaría con  sus  modales,  elegiría  adentrarse  en  el mundo de la moda recién a los 42 años (1981). No  obstante,  en  virtud  de  un  vertiginoso  e irreprimible ascenso, comenzaría casi inmediatamente a vestir a celebridades del calibre de la princesa Isabel de Yugoslavia, la ex primera dama Jacqueline Kennedy Onassis, la duquesa de Feria Naty Abascal, la condesa Consuelo Crespi, la reina Isabel II del Reino Unido, la modelo Ivana Trump, la actriz y directora Kathleen Turner, la esposa del presidente estadounidense Ronald Reagan, la primera dama Nancy Reagan, etc. Con ese toque chic propio de su ADN, intuición y paralela atención por los más mínimos detalles, esta cultora de la moda tejería de allí en más una infinidad de inmortales éxitos en las resaltadas curvas femeninas. Sus vestidos y trajes de chaqueta, una ligera prueba de ello... Transgrediría las leyes de momento al  fusionar la  ropa  suntuosa,  pero  sin  excesos,  y  aquella más sencilla; o al promocionar el vintage uso de mangas y hombreras. Nunca faltarían en ella y en cada presentación de temporada, esas exquisitas e imperecederas camisas y faldas de tafetán encandilando con el blanco y el negro, colores  puros  con  los  que  esta  venezolana forjaría una icónica marca registrada. Erigida consecuentemente  y  sin  mayores  dilaciones en una imponente emperatriz como así en una transmisora de empoderamiento para el sector femenino de la moda y emprendedor, cosería los tejidos de tal imperio al tapizarse junto a sus diseños con ese verdadero espíritu del estilo y la belleza. La historia de María Carolina Josefina Pacanins Niño, mejor conocida como Carolina Herrera, arranca a continuación...


De niña aprendería a coser para confeccionar  el atuendo de sus muñecas. Entretanto creciera, dejaría de agradarle por no practicarlo tan bien.
 

Un 8 de enero de 1939, en la ciudad de Caracas, Venezuela, Guillermo Pacanins Acevedo y María Cristina Niño Passios darían a luz a la segunda de cuatro hijas: María Carolina. Se criaría en el seno de una familia estricta, metódica, pudiente y acomodada, abastecida con una institutriz húngara, y habituada a fiestas y viajes por Europa. Por aquellos días, su padre se desempeñaría como aviador militar. Tras el Golpe de Estado en noviembre de 1948, la Junta Militar lo nombraría presidente de la Línea Aeropostal Venezolana, una empresa aérea  en  la  que residiría  hasta  1950. De  1951 a  1958, con la bendición del régimen imperante, Guillermo Pacanis Acevedo ejercería como Gobernador del Distrito Federal caraqueño. A los 13 años, María Carolina ya tomaría contacto con el arte y la moda al asistir a desfiles y testificar con regocijo los últimos lanzamientos de los modistos Balenciaga, al que conocería, Lanvin, de quien usaría un vestido para su primer baile, o Dior. Instigada por María Cristina, celosa en la conveniencia  de  que  su  hija  sea  culta,  esta se tornaría una ávida lectora. A juzgar por su madre, si no había nada dentro de ella se iba a sentir muy sola. "Mis padres me educaron para estar en mi casa...", reconocería.


Serían su madre y abuela las que la someterían  recurrentemente a esas excursiones por las grandes metrópolis europeas; París una de ellas...
A muy temprana edad, a María Carolina se la acostumbraría a vestir con la alta costura...

Hacia la década del 60 la joven retocaría lo que parecían sus prioridades: se embarcaría en la publicidad. Corría 1965, cuando entraría a trabajar (por seis meses) de publicista para el diseñador italiano Emilio Pucci, gran amigo de la familia, en una de sus boutiques de Caracas. En los albores de los años 70, se la acusaría de una de las mujeres mejor vestidas al aparecer en las listas más reputadas del ámbito internacional. En 1980 decidiría trasladarse a Nueva York. Allí, tanto esa congénita gracia como el nivel de su asesoramiento estilístico a Emilio Pucci, para el que seleccionaría su vestuario, cautivarían prontamente a la alta sociedad neoyorquina. En respuesta a ello, trabaría  vínculos  en  Studio 54 (club nocturno de Broadway) con estrellas del arte y la cultura como el diseñador Halston, la actriz Bianca Jagger, el artista plástico y actor Andy Warhol, entre otros, y surgiría una amistad con la columnista Diana Vreeland, por entonces editora en la revista de moda Harper's Bazaar y directora en Vogue. Sería esta francesa quien sorprendida por el fino paladar de la sudamericana  para  vestir,  al  escucharla confesar  su  propósito  de  hacer  estampados para  telas,  la  alentaría  a  que  desestimara ello y diagramara una colección de moda. "Diana Vreeland fue mi mentora". "Me entró la necesidad de hacer algo en la moda; era algo que tenía como dormido y en Nueva York me abrieron las puertas. Y aquí nos vinimos a vivir. Los estadounidenses son gente muy generosa. Si tienes talento, te abren las puertas",  proclamaría  alguna  vez. 

Con Diana Vreeland

Debut en la moda 

Hacia  1981,  se  mudaría  de  forma  definitiva con la familia a Nueva York, y sin estudios ni formación previa, fundaría la marca Carolina Herrera New York y la entidad legal Carolina Herrera LTD, para así consumar su estreno en la moda. Persuadida por Diana Vreeland, crearía su primera colección ready to wear, la cual preliminarmente exhibiría con ayuda de la familia en Caracas, ciudad en la que se asociaría con el editor y magnate venezolano Armando de Armas, y para abril de 1981, y una vez levantado su propio atelier, en las pasarelas de un coqueto y conmocionado Metropolitan Club de Nueva York. Los artistas Andy Warhol y Bianca Jagger, la princesa Diana y el caminante Jerry Zipkin, perdidos en primera fila, se teñirían de sus más populares espectadores. 

Carolina Herrera en su primera colección 
Bianca Jagger y Andy Warhol en 1981

Pese a suscitar una impresión muy favorable en el público, en especial por esas progresistas formas en sus diseños, las muy óptimas ventas y la penetración de sus atuendos en los estantes de Neiman Marcus, Saks, Bergdorf Goodman, o en el escaparate de Martha's, la boutique más selecta  de  Park Avenue,  no  todos  consentirían el elogio. En plena danza con el precipitado prestigio, como si se tratara de una cuestión de tiempo, ciertas revistas de moda la sacudirían sin miramientos. Lejos de cohibirse, angustiarse o cegarse por la necedad, regresaría a Caracas para trabajar en una nueva colección junto con un equipo de expertos diseñadores provenientes de la alta costura. Así allanaría el terreno para que su asentada y formal compañía en seguida se aupara como una de las predilectas de la sociedad estadounidense, las celebridades e incluso  la  realeza,  quien para  nada  lenta  de reacción, posaría de igual modo sus ojos en la incipiente modista. Inexorablemente, Herrera se descubriría como un personaje sinónimo de glamur  y  excelencia. 

Una modelo desfilando en 1981 con un Carolina Herrera
Carolina Herrera retratada por Andy Warhol

Cumbre y siglo actual

En clara sintonía con los frutos cobrados en 1981, la socialité femenina estadounidense, como así la de otros puntos del planeta, se enseñaría para 1982 y gradualmente como su primer importante y fiel cliente. Algunas de esas damas que sucumbirían extasiadas ante esos eternos conjuntos en colores vivos: la magnate Estée Lauder, la ex primera dama de Estados Unidos y a la cual le diseñaría los vestidos en sus últimos diez años de vida, la señora y amiga Jacqueline Kennedy Onassis, la princesa Isabel de Yugoslavia, la condesa Consuelo Crespi, la reina Isabel II del Reino Unido, la modelo Ivana Trump, la primera dama estadounidense Nancy Reagan, la duquesa de Feria Naty Abascal, la actriz y directora Kathleen  Turner... 

Jacqueline Kennedy Onassis con un vestido de Carolina Herrera para el casamiento de la hija (1986)
La leyenda con Ivana Trump
Nancy Reagan con un Carolina Herrera. A su lado, el presidente y marido...

Falda corta de tafetán en negro
Sus depuradas y atemporales camisas blancas y faldas de tafetán negras, un binomio infalible, versátil y combinable en toda circunstancia, evidencia a la vez de su personalidad, se empotrarían en los guardarropas de ella y una multitud de adictas estadounidenses, latinas y europeas. Desde 1981 para acá, en cada colección de Carolina Herrera se advertiría su restaurada interpretación de estas adoradas prendas multicolores.

No menos pretendidos, los vestidos/vestidos midi, pantalones, minifaldas, o los trajes de chaqueta... Los moños y encajes, otros firmes aditivos

La actriz Joan Crawford con hombreras XL en las películas Mujeres de 1939 y Humoresque de 1946
Ya en los años 80, otro ejemplo de hombreras
Carolina en un evento de 1985 con vestido entallado de terciopelo negro y hombreras
En una gala de 1986 con un traje de dos piezas: cuerpo de lentejuelas con hombreras y falda globo asimétrica.

Convencida de que los hombros pomposos harían que esas cinturas lucieran más ceñidas y delgadas, se transformaría en una de las principales impulsoras en la utilización de las remotas hombreras. Por otra parte, influida por la época isabelina (la reina Isabel I de Inglaterra del siglo XVI), adaptaría a los años 80 el aplique de mangas delicadas y cuidadosas, arreglo que concitaría una rica repercusión en el ambiente. Estas tendencias, sobrevivientes de temporadas, predominan a la fecha en sus colecciones. 

En una fiesta de 1978 con un vestido de terciopelo de grandes mangas y pendientes bicolor
En una fiesta de 1979 en el Museo Metropolitan junto a la condesa, amiga y diseñadora Jacqueline de Ribes. Aquí Carolina con un traje de Tan Giudicelli.

Vestido de organza de seda blanco con escote redondo y manga corta abullonada
Caroline Kennedy (1986)

En 1986, Herrera se pronunciaría con otra vital iniciativa: produciría su inaugural y finísima colección de vestidos de novia. Empujada por ello y su amistad con Jacqueline, prepararía el de Caroline Kennedy, la hija del ex presidente estadounidense John Fitzgerald Kennedy. "Fue un traje nupcial muy especial; uno de los momentos más gratificantes de mi profesión", comentaría... La venezolana no solo se catapultaba a las planas máximas, sino que también agudizaba su idilio con la sofisticación, la elegancia y la exclusividad.

En una de sus colecciones de 1990

Con motivo de sus llamativos y concatenados éxitos, una  oleada  de  actrices  de  la  alfombra roja reclamarían esos meticulosos y cómodos modelos, difusores simultáneamente de confianza y poder, y destinados a la mujer activa. Enamoradas al instante, de ayer a hoy algunas de ellas serían: Nicole Kidman, Renée Zellweger, Michell Pfeiffer, Angelina Jolie, Salma Hayek, Penélope Cruz, Sandra Bullock, Taylor Swift, Tina Fey,  Kristen Stewart...
Nicole Kidman con un vestido de la colección Resort 2018
Renée Zellweger
Salma Hayek con su falda blanca y cuerpo de encaje
Taylor Swift

Hacia 1987 firmaría un acuerdo con Puig, grupo español de moda y fragancias, para desarrollar una línea de perfumes. Guiada por esa dinámica empresarial y mirada sistémica, la dama ingresaría en un nuevo segmento. En 1988 ofrecería el primero: Carolina Herrera Eau de Parfum. Su aroma, basado en una flor de jazmín de un arbusto que florecería fuera de su dormitorio cuando niña. "El primer perfume que recuerdo es el de mi madre. Contenía suaves notas de jazmín", compartiría la diseñadora.


En su atelier de Nueva York
En 1990, después de casi un decenio en el negocio de la moda, las cifras de venta al por mayor alcanzarían los 20 millones de dólares. "La moda es un campo difícil. La mujer moderna tiene cada vez más preocupaciones y eso se expresa  en  la  vestimenta.  Antes  se  debía tener el coraje de llevar algo diferente para mostrar personalidad dentro de unos límites establecidos por las normas del estilo y la elegancia. Hoy la gente quiere ser libre de usar lo que le guste. Que no haya reglas que seguir, aunque al final todos terminan buscando lo mismo", argumentaría esta intuitiva y minuciosa diseñadora.

Con un nivel de aprobación enorme, para 1995 el conglomerado Puig adquiriría la totalidad de la marca de Herrera, es decir, tanto la división de fragancias como la de moda pero sosteniendo a su cabeza en el rol de directora creativa de la división de moda. 


En 1991, nacería su primera fragancia masculina, Herrera For Men. Hacia 1996, una de las hijas de la leyenda, Carolina Herrera de Báez,  se  integraría  como  directora  creativa de  la  división  de  fragancias. Su  iniciación, con el perfume 212. Carolina Herrera New York se mantendría en propiedad de Puig, pero con las Herrera urdiendo con su reciclable frescura e innovación las futuras campañas de una y otra área.   

Su hija Carolina Adriana

En el 2000 instalaría su primera boutique de bandera en la Avenida Madison de Manhattan, propiciando con ello esa expansión en lo concerniente  a  la  red  de  puntos  de  venta.

Su primera boutique insignia entre la Avenida Madison y la calle 75. Un edificio histórico (1925) de cuatro plantas.

Ese mismo año, el grupo Sociedad Textil Lonia y Herrera pactarían la institución de la marca CH Carolina Herrera...

Determinada a recalar en Europa, a los doce meses en Madrid sacaría CH Carolina Herrera: una línea de tipo lifestyle (estilo de vida) para mujeres, hombres y niños, con moda prêt-à-porter, y arropada con accesorios, gafas, marroquinería... CH  Carolina  Herrera  se constituiría en un apéndice de aquellos vanguardistas y chics valores pregonados en Carolina Herrera New York, y por ende en otro mayúsculo triunfo de escala internacional. Sobre esta propuesta, la leyenda revelaría: "Esta colección refleja el espíritu, una actitud hacia la vida, con independencia de la edad". 

Prêt-à-porter: vocablo francés que significa textualmente listo para llevar y se relaciona con las diversas prendas de moda producidas en serie con ciertos patrones repetidos en función de la cotidiana demanda, y a precios más o menos económicos...
En 2001 Herrera presenta CH Carolina Herrera, una colección de estilo de vida con moda prêt-à-porter y accesorios para hombre, mujer y niños. Abre la primera tienda de Madrid.
Un lugar muy íntimo y sofisticado, forrado de madera, y con una atmósfera cálida y serena. Así es la tienda CH Carolina Herrera, la segunda línea de la diseñadora, cuyo local abriría en la calle Serrano de la ciudad de Madrid. Su hija, Carolina Adriana, presidiría el acto de apertura.

Hacia el 2002 plantaría una boutique en el exclusivo distrito de Salamanca, Madrid, España. El 28 de noviembre del 2020, a razón de la crisis sanitaria (COVID-19) y la estrepitosa caída en ventas, esta sucursal cerraría sus puertas. No obstante, como parte de un plan estratégico, Herrera invadiría otros centros de Europa y a su vez Medio Oriente, Asia y América...


Del 2006 al 2009, la venezolana extendería sus dominios con cuatro tiendas más. Todas en Estados Unidos. Melrose Place en Los Ángeles (2006), Highland Park en Dallas, Texas (2008), Bal Harbour en Florida (2008), Las Vegas en Nevada (2009). Todas poseen la colección completa de la marca Carolina Herrera New York. 

Melrose Place, Los Ángeles
Highland Park, Dallas, Texas
Bal Harbour, Florida

Con  más  de  72  desfiles  y  37  años  al  frente de su imperio, con la colección otoño/invierno 2018-19 a realizarse en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, la leyenda decretaría su abandono  de  la  dirección  creativa de la marca. El diseñador estadounidense Wes Gordon la relevaría. Al respecto, en una entrevista para la revista Vogue, edición España, la diseñadora de origen hispano más exitosa de la industria anunciaría junto a la hija Carolina Adriana: "Era una decisión que estaba meditando desde hacía dos o tres años, pero no había dado con la persona correcta. No iba a dejar 37 años de trabajo para dárselo a quien fuera solo poder salir. Y Wes es esa persona". 


Desde ese 2018, Carolina Herrera interviene como embajadora global de la marca. Sobre esta alternativa aseveraría: "Queda todavía mucho por hacer. Estoy feliz de seguir representando nuestros proyectos por todo el mundo". En 2021, por el cuarenta aniversario de la marca, Wes Gordon sentenciaría: "Los valores que alcanzó esta marca en 1981 siguen gozando hoy de la misma relevancia: hacer que las mujeres se sientan completamente felices, sacarles una sonrisa y hacer su vida más bella".

Carolina Herrera y Wes Gordon

Familia

A sus 18 años contraería matrimonio con el empresario Guillermo Behrens Tello, un joven de otra de las familias de la alta sociedad aristocrática venezolana. Con este, la leyenda tendría dos hijas: Ana Luisa Behrens y Mercedes Behrens. La unión duraría siete años. Tras reencontrarse con el periodista de la revista Vanity Fair América, Reinaldo Herrera Guevara, otro aristócrata venezolano al que conocería cuando niña, en 1968 se traduciría en su esposa y en la señora Carolina Herrera, pues adoptaría el apellido de su marido. Fruto de este amor llegarían Carolina Adriana y Patricia Cristina. Por su marido ostentaría el título nobiliario español Marquesado de Torre Casa. En 1992 se le revocaría por no procrear hijos varones. 

Carolina y Reinaldo

Carolina Adriana (izquierda) y Patricia (derecha)

La tercera de sus hijas, su más estrecha colaboradora,  Carolina  Adriana  Junior  como le dicen en el mundo de los negocios, se involucraría en la maquinaria al asumir el cargo de directora creativa de la división de fragancias, además  de  actuar  como  la  lozana  imagen  de las campañas publicitarias de varios de los perfumes. "Mi hija Carolina Adriana representa a la perfección la mujer de mis líneas; joven, elegante, con un estilo propio y una personalidad increíble", afirmaría la leyenda y abuela. La menor de las cuatro, Patricia, de un perfil más bajo, se desenvolvería al igual que su padre como editora de la revista Vanity Fair hasta  que  resolviera  abordar  el  oficio familiar. Es  embajadora  de  la  marca  en  el  universo digital, y adicionalmente se encarga de proyectos especiales. Las dos, sin dudas, un espejo  de  la  madre.

La diseñadora con sus cuatro hijas

Fragancias

A raíz del convenio sellado con la compañía española Puig, Carolina Herrera se sumergiría allá por 1988 en otro espacio muy perseguido por hombres y mujeres, y ciertamente ineludible: la perfumería. De allí en adelante, la diseñadora dotaría de renovados y destacados aromas a cada una de sus colecciones anuales. La puesta en escena, con la irrupción de CH y CH Men.
Desde Carolina Herrera Eau de Parfum, el primero, se colocarían en el mercado alrededor de 60 perfumes. En el año 1991, su bautismo en el sector masculino: Carolina For Men. 


Algunos de ellos: 
Flore (1994), Herrera For Men (1995), Carolina (1996), 212 (1996), Carolina Herrera - Herrera Aqua For Men (1998), 212 For Men (2000), 212 Special Edition (2001), Chic (2002), Belle (2004), 212 or Sexy (2005), 212 on Ice (2006), 212 on Ice For Men (2006), 212 Sexy For Men (2006), CH (2007), CH Men (2009), New 212 VIP Fragance For Woman (2010), New 212 Pop (2011), New 212 VIP For Men (2011), CH L'Eau (2012), CH Sublime (2013), CH Good Girl (2016), 212 VIP Black (2019), 212 VIP Rosé (2019), Bad Boy (2019), CH Queens (Limited edition) (2019), CH Kings (Limited edition) (2019), CH Beauties (Limited edition) (2020), CH Beasts (Limited edition) (2020), 212 Heroes Forever Young (2021).

CH: perfume sensual y complejo, y a la vez, fresco y optimista...
Good Girl, su fragancia líder hasta la fecha

Sus perfumes se reparten en los cinco continentes. 


Reconocimientos

Con apenas un puñado de años encima en el círculo de la moda, Carolina Herrera ya lidiaría con los ecos de sus deslumbrantes producciones. Tales ecos jamás se cortarían. Por el contrario. Se le yuxtapondrían los relativos a sus esfuerzos sociales. En efecto, desde 1987 para acá, un aluvión de premios y honores la engalanarían.  Algunos  de  ellos: 


  • En 1987 se la agasajaría con el Moda Award for Top Hispanic Designer.
  • Premio a Una Década de Creación Artística, para la Asociación de Diseñadores Hispanos de Estados Unidos (1992).
  • Medalla de Oro del Spanish Institute de New York, 1997.
  • Diseñadora Internacional del Año 1999, para la revista Telva de España. 
  • Mejor Diseñadora de Ropa Femenina del Año 2004, Estados Unidos. 
  • Premio Mujer del Año, de Glamour (2004).
  • En 2005, recibiría la Medalla de Oro de las Bellas Artes de manos del rey Juan Carlos I de España.
  • En 2006, Madre del Año para la American Cancer Society, New York. 
  • CH, mejor fragancia selectiva del año 2007 para la Academia del Perfume, Madrid.
  • Incluida entre los 100 latinos más influyentes de 2007 para la revista People. 
  • Embajadora de Buena Voluntad de las Naciones Unidas contra la malnutrición.
  • Premio Cardenal James Kickey del Centro Católico Hispano, New York, 2008.
  • Premio Fernando Bujones del American Ballet Theatre, New York, 2008.
  • Premio Geoffrey Beene a la Trayectoria Profesional, por parte del Council of Fashion  Designers  of  America, 2008. 
  • En 2011, la firma automovilista Mercedes Benz condecoraría a Herrera con el reconocimiento "Presentadora de Mercedes Benz", por su "estilo único, calidad de los materiales y diseño innovador". 
  • Premio al Estilo del Diseñador del Año, 2012. 
  • En 2012, Noche de Estrellas del grupo de moda Fashion Group International's Night of Stars, la declararía Superestrella honoraria. 
  • Doctora Honoris Causa en Bellas Artes para el Fashion Institute of Technology de New York, 2012.  
  • Premio al Artista del Año 2014, del The Couture Council of The Museum at the Fashion Institute of Technology.
  • Premio Retrato de Una Nación otorgado en 2015 por la National Portrait Gallery de los Estados Unidos. 
  • Premio Who's On Next Icono de la Moda, España, 2015.

Datos de color 

  • "La profundidad de una persona no se mide por la huella que deja al pasar, sino por la distancia que abarca su mirada".

  • Wes Gordon: "La señora Herrera fue quien inventó la mezcla entre la ropa de lujo  y  las  prendas  más  asequibles".

  • Carolina Herrera aseguraría que nunca trabaja más allá de las cinco de la tarde. Suele salir a caminar una hora, y de vez en cuando visitar su natal Caracas.

  • Sus colecciones son exhibidas en la Semana de la Moda de Nueva York, dos veces por año, y en la Bridal Fashion Week.
Semana de la Moda de Nueva York. En este 2021, para el mes de septiembre.

  • Es escéptica de las redes sociales en cuanto a su empleo ordinario; no así para los negocios.

  • Las raíces de su familia se remontarían al siglo XVI.

  • Acerca de sus habilidades para la costura, admitiría tener buen ojo para la proporción, la combinación de telas y para las formas, pero no para cortar y coser. Normalmente los grandes diseñadores tercerizan el trabajo de costura. En ese aspecto,  Herrera  se  apoyaría  en  un equipo multidisciplinario de asistentes que ejecutarían sus bocetos en un proceso formal  de  producción.

  • Responsabilizaría a las mujeres, los pintores, los jardines, la música, o simplemente la vida diaria, de su fuente de motivación.

  • Para que sus creaciones obtuvieran un tono más comercial,  recorrería periódicamente ciertos minoristas de categoría  de  ciudades  estadounidenses.

  • La compañía administra vestuario (femenino-masculino), perfumes, paraguas, gafas, bufandas, prendas para el cabello, otros accesorios, ropa para niños, marroquinería, maquillajes, y calzados. Existen más de 15 mil puntos de venta y líneas de distribución en 280 centros de más de 140 países.

  • La tienda online de CH Carolina Herrera está construida sobre una plataforma de IBM Watson Commerce y la infraestructura de IBM Cloud. En la actualidad, la web yace disponible para España, Portugal, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda, Irlanda, Polonia, Luxemburgo, Austria, Finlandia, Grecia, Dinamarca, Suecia y Mónaco. Próximamente, para  Estados  Unidos.


  • Para la diseñadora las prendas básicas, de colores neutros y sólidos, y los accesorios discretos, para los que sugiere los de gama vibrante, son los mejores aliados. Una debilidad,  los  cinturones.

  • En 2011, su primera colección de gafas.

  • Describe al aroma como algo significativo. "El accesorio invisible que viste  a  toda  mujer  elegante".

  • Recomienda tener en cuenta el tamaño de lo que la mujer se pone, y divulgar sólo lo necesario para que la elegancia no se desvanezca. Por ejemplo, ser concienzuda con la dimensión del escote para que el busto permanezca en su lugar.

  • Carolina  Herrera  maneja  una  fortuna que  rebasa  los  800  millones  de  dólares, sin mencionar sus cuantiosos bienes personales.

  • Luego de su casamiento en 1968, la pareja se enlazaría con en el jet set caraqueño habida cuenta de que Reinaldo, que había sido presentador de televisión,  se  movía  en  esos  aires.

  • Hasta 1980, Carolina y Reinaldo vivirían en una antigua hacienda de la familia de este ubicada en la parroquia La Vega, Caracas. 

  • Su divorcio de Guillermo Behrens Tello resultaría en un bochorno para su entorno. Retornaría a la casa de sus padres con las dos hijas.

  • "Para  la  mujer  no  existen  imposibles; solo cosas que tardan más tiempo en conseguirse".

  • A Carolina Adriana y Patricia se las sumaría al Fashion Hall of Fame. Una lista en la que se depositan a las mujeres más elegantes  del  planeta.

  • En 2009 accedería a la nacionalidad estadounidense.

  • Carolina Herrera atesora el récord de haber vestido a más primeras damas de la Casa Blanca que cualquier otro diseñador en la historia. Después de Jacqueline Kennedy Onassis (ex ya para los años 80), pasarían por su estudio Nancy Reagan, Hillary Clinton, Laura Bush, Melania Trump y Michelle Obama, que justamente se despediría de su título con un modelo de Carolina  Herrera.

  • A diferencia de colegas como Tom Ford y Marc Jacobs,  nunca  denotaría  prejuicio por  el  dogma  político  de  sus  clientes.

  • El outfit que en su casa más le apetece ponerse para atender a las invitados: una camisa de crepé de seda anudada a la cintura  con  un  pantalón  ancho en blanco, o asimismo con sus insignes faldas  largas. 

  • Amante de la familia y las velas de jazmín, siempre apela a ellas en su morada.

  • La marca Carolina Herrera New York se posiciona en la órbita de lujo. Su rango de precios, oneroso...

  • Ocho artículos primordiales que para Carolina Herrera deben hallarse en todo guardarropa femenino: 1- un espejo largo, 2- una camisa blanca, 3- un vestido negro, 4- una pashmina, 5- una cartera grande, 6- zapatos altos, 7- unos lentes de sol, 8- un  buen  perfume.

  • Seis tips antienvejecimiento: 1- un buen perfume, 2- un corte de pelo, 3- maquillaje exacto, 4- colocarse protector solar, 5- no vestirse con modelos para jóvenes, 6- refugiarse en la elegancia como forma de pensar.


  • Otras damas a las que vestiría: la escritora y periodista Anna Wintour, la ex actriz Meghan Markle, las cantantes Celine Dion, Lady Gaga, la modelo Kim Kardashian, las supermodelos Karlie Kloss, Tyra Banks, las actrices Oprah Winfrey, Amy Adams, Jessica Alba, Jessica Simpson, Blake Lively, Cynthia Nixon, Katie Holmes, Dianna Agron, Julie Bowen, Katy Perry, Amber Heard, Meryl Streep, Halle Berry, Beyoncé, Sofía Vergara, Lucy Liu, entre  otras...
Meghan Markle en Nueva York con el príncipe Harry, duque de Sussex, Inglaterra
Amy Adams
Karlie kloss: en sus manos con un Good Girl de Carolina Herrera. La sensual actriz y modelo serviría de imagen internacional de la fragancia.
Jessica Alba con un vestido retro de Carolina Herrera
Lady Gaga con un vestido de seda rosa

  • En 2016 publicaría un libro: Carolina Herrera, 35 years of fashion. "No quería un libro de mi vida, sino uno de mi vida con la moda".

  • En 2020, lanzaría su primera colección de maquillajes y cosméticos personalizables.

  • Sobre las críticas por su supuesta falta de patriotismo, Herrera alegaría: "Soy una diseñadora estadounidense. Siempre he trabajado en Estados Unidos. Me encanta Caracas, me encanta Venezuela, pero qué le voy a hacer, siempre he trabajado aquí".

  • "Pensaban que me iba a aburrir cuando incursioné en esto. Ya llevo más de 35 años".

  • "Hay que tener sentido de la proporción, del color, de las formas. Y eso no se aprende. Se tiene. La moda es para agradar  al  ojo.  Y  yo  tengo  ojo". 

  • "El principal vestido para la fiesta de la vida es la educación".