Muhammad Ali
Pasarían centurias pero el Señor seguiría llamando a la humanidad al arrepentimiento. A confrontar con su apatía e indiferencia, ya sea consigo mismo como con el prójimo. Ciertas corrientes se ciñen a la necesidad de ver para creer. De testimoniar el sano vivir de un individuo para valorar su fe como fuerte, poderosa, deseable y adaptable, independientemente de cuál sea. Naturalmente, dentro de ese sano vivir, esa penitencia indicada juega un rol central. Necesitamos de un sincero arrepentimiento como canal hacia la paz y el bienestar, interna y entre pares. Sin embargo, poco se ha aprendido. O por lo menos, no lo suficiente. El apóstol Juan sería el elegido para inmortalizar, a finales del siglo I y principios del II, las profecías magnánimas de Jesús.
¿Qué seríamos si nos despojáramos de ese régimen o programa de vida que por costumbres, mandato o cultura, modelamos desde la pubertad? Una opción, la reconversión, la autenticidad, lo real, lo más puro e íntimo de cada uno de nosotros... Este hombre volcaría su vida a la práctica del boxeo, y construiría una historia desenvainando en el cuadrilátero aquella doctrina de vida que alguna vez habría de mamar fuera de él. Al son de la sinceridad y la lealtad, se mostraría como un prepotente, apasionado, convencido y bendecido guerrero confinado a una misión. Una para la que desde ya no bailaría solo. Lo haría con su legítimo Dios al lado... En ese proceso podría ceder en alguna batalla, pero sería meramente accidental y sin secuelas. Porque a decir verdad, nada ni nadie lo voltearía de esa misión. Consagratoria evidentemente. Autoconvocarse para representar los intereses de Alá... De sus rabiosas manos, de sus rabiosos puños, se saciaría esa sed de pena y castigo para con el tibio e infiel; ese tibio e infiel que una vez el propio Jesús se permitiría rechazar. De esta manera, Muhammad Ali se hundiría como el más grande en las sagradas escrituras del boxeo. Emulando al apóstol Juan y al cristianismo, este musulmán descansa así en el trono de su Dios.
Amateurismo
Para mediados de los años 50, y sin desestimar a Martin, alternaría los ensayos con entrenadores más avezados: Fred Stoner, de quien lo asimilaría todo, y Vasil "Chuck" Bodak, su coach en las olimpíadas de 1960. En ese período, ya presumiría de sus dotes al retar a muchachos mayores. No tardarían en lloverle satisfacciones. En 1956, se apoderaría del Golden Gloves Championship en la versión semipesados. El 27 de octubre de 1957, a posteriori de un nocaut técnico, aparecería en un diario. En 1959, se adjudicaría el campeonato interciudades de Chicago y Nueva York; a las semanas, el nacional de la Unión Atlética Amateur.
En el círculo del boxeador, mientras tanto, ya se estudiaba el porqué de tal violento boom. Las conclusiones: esa inusual velocidad para anticiparse a los movimientos y ataques del oponente, devenida por el esmero vertido en cada entrenamiento.
En 1960, Clay competiría en los Juegos Olímpicos de Roma, categoría de 75-81 kg, al clasificarse luego de vencer por nocaut a Allen Hudson, un semipesado dueño de los Juegos Panamericanos de 1959. Según la revista Sports Illustrated, el estadounidense era el gran candidato...
Profesionalismo
El 29 de octubre de 1960, Cassius haría el debut en la categoría de los pesos pesados. Por unanimidad se desharía de Tunney Hunsaker. Se acreditaría 10 mil dólares.
Dundee tomaría a Clay tal y como era, es decir, sin alterar o intentar alterar nada de su forma de ser. En cuanto al entrenamiento en sí, al margen de las sentadillas, flexiones, salto a la cuerda, y abdominales, habrían todos los viejos recursos: trabajo pesado en bolsa, trabajo a velocidad, trabajo de sombra, y por supuesto combate...
Sonny Liston
El amanecer ofrecería a un Clay muy ágil. En el tercer round rasgaría el ojo derecho de Liston. Atendida una irritación ocular derivada de un peculiar incidente, Cassius sometería al vigente campeón y ex convicto. Finiquitado el sexto round, por deserción, se lo proclamaría ganador. Los amantes contemplarían el 25 de febrero de 1964, a un nuevo rey lineal e indiscutido de los pesos pesados. Bailotearía en el cuadrilátero, se dirigiría a las cuerdas, y le gritaría al público y los periodistas: "Tráguense sus palabras. Soy el mejor. Sacudí al mundo".
Las noticias no cesarían allí. Por el contrario. A las 24 horas, el monarca comunicaría su cambio de nombre. Preliminarmente al de Cassius X; a las horas, al de Muhammad Ali. Conferido por el líder de la Nación del Islam, Elijah Muhammad, "El amado de Dios" -la traducción de Muhammad Ali- dejaba así la esclavitud conforme a sus palabras.
Floyd Patterson
El 22 de noviembre de 1965, se mediría con Floyd Patterson en el Convention Center de Las Vegas. En el décimo segundo asalto y por nocaut técnico se resolvería la cuestión. Infelizmente, la noche se empañaría por otro controvertido comportamiento en el cuadrilátero. Ali le vociferaría un improperio a un Patterson reacio a denominarlo Muhammadd Ali -"¿cuál es mi nombre tonto?"-. Recibiría la reprobación de la afición.
Ernie Terrell
El 6 de febrero de 1967, se debatiría con Ernie Terrell por la reunificación del título mundial, habida cuenta de que Terrel preservaba el de la AMB -Asociación Mundial de Boxeo-. Ali magullaría sin piedad a Terrell con lacerantes puñetazos, además de arrastrarlo contra las cuerdas en el round final. Nuevamente vapuleaba lo que se le colocaba enfrente. En un veredicto unánime, se transformaría por segunda vez en patrón indiscutido de los pesos pesados.
A la leyenda se la notaría ofuscada y verborrágica por la reiterada suerte de menosprecio a su identidad. Como Patterson, Terrel tampoco aceptaría el nombre del musulmán.
Zora Folley
El 22 de marzo de ese 1967, el Madison Square Garden no regalaría una aventura boxística más. Aunque Ali se granjearía el certamen ante el experimentado Zora Folley por nocaut en el séptimo round, su negativa a incorporarse a las Fuerzas Armadas estadounidenses, en guerra con Vietnam, le costaría muy caro. Se le revocaría la licencia para boxear y le expropiarían las cosechas de la AMB y NYSAC -Comisión Atlética de Nueva York-. Para junio, lo enjuiciarían, lo multarían con 10 mil dólares, le confiscarían el pasaporte, lo declararían culpable, y lo sentenciarían a un cinco años de cárcel con opción a solicitar la libertad bajo fianza. No volvería a la labor por tres años y medio. Ostentaba 29 victorias, 22 de ellas por nocaut. Ningún traspié.
Retorno...
En 1970, comisiones estatales autorizarían la reaparición de Ali. Una de ellas, la de Georgia. Gracias a ello, pelearía con Jerry Quarry un 26 de octubre en Atlanta. Para no desentonar, lo superaría en el tercer round por nocaut técnico. ¿Sus aptitudes?, intactas.
Oscar Ringo Bonavena
Frazier era un boxeador pequeño pero muy duro. Alguien que agobiaba a sus oponentes con el cuerpo a cuerpo y sus lesivos golpes; el gancho de izquierda uno de ellos... Ali era por definición un luchador externo. Eso significaba que aupado por su velocidad se mantenía fuera del alcance del rival excepto por aquellos instantes en los que se agachaba y golpeaba. Luego sí, volvía a salirse de esa sensible zona de riesgo. Asimismo, con los años Ali había estado puliendo la técnica del contraataque; esto es aguardar a que el contrincante envíe un golpe o una combinación de golpes, y contraatacar con rapidez tratando de aprovechar la guardia abierta de ese contrincante.
Joe Frazier I
El 8 de marzo de 1971, en el Madison Square Garden se suscitaría la contienda de los dos titanes del momento. La pelea del siglo para el periodismo. El invicto encarnaba el amor a Alá y el abono a las estructuras antibélicas de los años 60. Tácticamente, conservaba la ligereza, se paraba a distancia en el cuadrilátero, y buscaba la conexión certera en contextos oportunos. Por el otro lado, Frazier, era un tipo discreto y un claro defensor del establishment y el liberalismo. Se fiaba del estilo cuerpo a cuerpo y de la contundencia de sus lanzamientos. Dos modelos muy opuestos. En la vida y en el boxeo. Para extrañeza de unos cuantos, Ali no disfrutaba del favoritismo en las apuestas.
Dominador de las tres rounds iniciales, Ali tragaría a partir del cuarto toda la ira contenida de Joe Frazier. Con dañinos latigazos de izquierda al torso y la cara, lo haría sucumbir en varios pasajes. En el décimo quinto asalto, lo mandaría al suelo. Sobrevenido el cierre de la pelea, los jueces no dudarían: Frazier era el vencedor.
Ken Norton I
En marzo de 1973, Muhammad Ali pelearía contra Ken Norton, un ex marine, en San Diego, California, por la sexta defensa de su título de la NABF. Desde el segundo asalto, la leyenda combatiría con la mandíbula fracturada. A raíz de ello, su entrenador Angelo Dundee intentaría parar el encuentro. Muhammad Ali, no obstante, motorizado por esa congénita capacidad perseverante, se las ingeniería para no claudicar. En una decisión dividida, los jueces darían como ganador a Ken Norton. Para Ali era su segunda derrota.
Ken Norton II
Joe Frazier II
El 28 de enero de 1974, en el Madison Square Garden se entregaría otra saga de Ali-Frazier. Las circunstancias se anunciaban a todas luces disímiles. Frazier había sido demolido por George Foreman doce meses antes. Ali, hambriento de revancha y óptimo físicamente, proyectaba sacárselo de encima para ocuparse del tifón de la época: George Foreman.
En los dos primeros rounds Ali asediaría a Frazier al punto de casi noquearlo. Frazier, por su parte, resucitaría recién en la séptima y octava ronda. Consumados los doce rounds, se fallaría de manera unánime por el mensajero de Alá. Retendría el lauro de la NABF.
George Foreman
En las tierras africanas de Zaire, el 30 de octubre de 1974 se llevaría a cabo el duelo Ali-Foreman. Con el abrigo del público -alrededor de 60 mil espectadores-, recurriría a raudas combinaciones y potentes jabs ni bien sonada la campana. A partir del segundo asalto, Ali se ubicaría pegado a las cuerdas para proteger su cabeza de los vehementes golpes de Foreman; estrategia a la que acudiría con suma resistencia para agotar así a su adversario durante buena parte de la pelea. Finalmente, en el octavo asalto Ali atacaría y tiraría a la lona a su par, desgastado y atónito, con un jab de izquierda y una derecha recta, logrando con ello dos hitos. Ser el segundo en la historia dos veces campeón lineal de peso pesado (1964, 1967) -el anterior Floyd Patterson en 1960-. Y el primero en tres ocasiones de los indiscutidos pesos pesados (1964, 1967, 1974). El noqueado Foreman perdía sus cetros e invicto de 40 peleas, 38 por nocaut.
Joe Frazier III
Programada para el 1 de octubre de 1975 en Filipinas, esta pelea personificaría la prueba más salvaje y recordada a lo largo de su trayectoria. De hecho, aún hoy resuenan los comentarios. Bajo un calor agobiante, en la génesis, el oriundo de Kentucky se expondría más desenvuelto y ávido de lastimar. Para el quinto round, las cosas virarían. Frazier lo hostigaría a los costados, y para el sexto asalto, con sendos ganchos de izquierda agravaría la situación de Ali. El trámite se conducía por una paridad muy marcada. En el décimo round Ali lo embestiría con jabs de derecha, expulsando los residuos de una fuerza que parecía cuasi absurda disponer. Con un Frazier ciertamente desfigurado, su actitud empezaría a mermar. En el décimo tercer round, Ali le propinaría un trompazo por el cual le desprendería el protector bucal -se lo remetiría a las gradas-. Expirado el décimo cuarto asalto, y con un Frazier casi ciego, su segundo Eddie Futch decidiría que no saliera para el décimo quinto round, más allá de la renuencia de su pupilo. Al respecto, Futch le espetaría: "Siéntate, esto se terminó. Nadie olvidará lo que hiciste". Ali, que apenas se sostenía, afirmaría: "Joe Frazier sacó lo mejor de mí. Esto fue lo más cercano a morir. Les garantizo que es un demonio. Es el mejor boxeador del mundo después de mí. Que Dios lo bendiga".
Intento de retiro
El 26 de junio de 1979, en Los Ángeles, Muhammad Ali informaría su jubilación. "Estoy exhausto. No tengo nada más que probar. Creo que lo mejor es retirarme. Soy el más grande. Esto dice mucho para los afroamericanos y la historia".
Para marzo de 1980, corregiría su opinión. El promotor Don King le planificaría un choque en Las Vegas con el paladín de la CMB, Larry Holmes. Por dicha participación, a Ali se lo retribuiría con 8 millones de dólares.
Aun cuando luciera desafiante, se confirmaría su falta de ritmo y flaqueza ofensiva; factores que lo empujarían a no aguantar la voracidad de Holmes. Para el décimo asalto, en virtud de los azotes cobrados, Dundee arrojaría la toalla.
El adiós
Con la derrota por puntos versus Trevor Berbick en diciembre de 1981, Muhammad Ali, de 40 años, pronunciaría su adiós indeclinable del boxeo. A las pocas semanas de cumplir años, confesaría: "Estaba fuera de ritmo, los reflejos desaparecieron... Ahora puedo decir que tengo 40 años". Al día siguiente, notificaría su aspiración de erigirse en un predicador del islamismo.
Números que hablan...
El más grande y prestigioso boxeador que vio la humanidad, estamparía así su rúbrica en las sagradas escrituras de este deporte: cuatro cetros mundiales de peso pesado con la Asociación Mundial de Boxeo (1964, 1967, 1974, 1978). Único boxeador en conquistar en tres oportunidades el campeonato lineal (1964, 1974 y 1978), e indiscutido (1964, 1967 y 1974). Otros números: 56 victorias, 37 de ellas por nocaut, y 19 por decisión de los jueces. ¿Tropiezos? Cinco, solo uno por abandono. Patrimonio: alrededor de 50 millones de dólares.
Religión y política
Durante los años 60 y 70 recogería un cálido respaldo de la población predominantemente islámica, asentada mayoritariamente en los países del tercer mundo. El orgullo alimentado por su condición de afroamericano, el auxilio a los derechos civiles, obras caritativas (avaladas por la organización del islan), discursos de tipo políticos y raciales, y la inquebrantable fe en él y su Dios, Alá, lo uniría con un importante sector del ala excluida y desvalida -más adelante cosmopolita-, consolidando así un sólido y perdurable lazo.
De acuerdo a Malcolm X, una buena actuación de Ali demostraría la primacía del islam en el mundo y particularmente sobre el cristianismo, pues la pelea era una especie de cruzada entre musulmanes y cristianos, y que Sonny Liston se asemejaba a un delegado cabal de los infieles. Tras su segundo combate con Liston, pese a que la alianza Ali-Malcolm X yacía marchita por instrucciones de Elijah Muhammad, optaría por supeditarse a la voluntad de una organización que ahora también le manejaría la carrera: Herbert Muhammad se tornaría su mánager. Paralelamente, se crearía Main Bout Inc, una compañía que lo promocionaría. Ali jamás soslayaría puntualizar lo vital y clarividente que significaría Malcolm X para sí...
Activismo
La imagen de Ali con el gobierno y una sección de nacionalistas tomaría un giro radical en 1966, plena guerra de Vietnam. Una resolución de las Fuerzas Armadas lo calificaría apto para el servicio militar. No obstante, Ali se negaría al reclutamiento amparándose en la objeción de conciencia y su adhesión a los preceptos del islam. Sobre la guerra y Vietnam manifestaría: "Pregunten todo lo quieran de la guerra de Vietnam, siempre tendré esta canción: No tengo problemas con los Viet Cong porque ningún Viet Cong me ha llamado negro".
En el ocaso de la carrera, sus posturas políticas se ordenarían en el matiz de la ambivalencia. Alentaría al democráta Jimmy Carter en su campaña presidencial; años después al republicano Ronald Reagan. Visitaría al recién excarcelado Nelson Mandela en Sudáfrica, pero aprobaría la concreción de espectáculos boxísticos en países regidos por dictaduras (Ferdinand Marcos en Filipinas y Mobutu Sese Seko en la República Democrática del Congo).
Realizaría con ahínco operaciones humani-tarias y benéficas por múltiples causas, dentro y fuera de Estados Unidos. En 1985, intervendría infructuosamente en la liberación de unos rehenes en el Líbano. En 1990, con éxito ante un cuadro semejante en Iraq. En 1998, se lo designaría mensajero de la paz por parte de las Naciones Unidas, la cual vería en el ex púgil a "un importante agente humanitario en el mundo en desarrollo".
El Muhammad Ali Center, madrina de los valores cívicos, y el Muhammad Ali Parkinson Center, sumido en dicha afección, son instituciones promovidas por la leyenda.
Seno privado
En 1964, contraería matrimonio con Sonji Roi. Se divorciarían en enero de 1966 por no aceptar esta la ley islámica. El 17 de agosto de 1967, desposaría a Khalilah Boyd de 17 años. Traerían cuatro hijos. Maryum, las gemelas Jamilia y Rasheeda, y Cassius Marcellus Clay III. Se separarían en 1976. El 1 de julio de ese año, se ligaría con Veronica Porsche. Concebirían dos hijas: Hana y Laila. La sociedad de disolvería en 1986. Por último, en ese 1986 Ali se juntaría con Yolanda Williams, conocida de la infancia. Adoptarían un niño, Assad. Otras dos pequeñas -Miya y Khaliah- extra maritales, hacen a la familia.
Enfermedad
En septiembre de 1984, se le diagnosticaría mal de Parkinson. Del análisis de los médicos primaría la teoría que sindicaba a los golpes acumulados, los responsables de tal padecimiento. Las primeras señales se hallarían en 1980. Sus reflejos denotarían una patente fragilidad, y su dicción una desmedida lentitud. En 1977, el doctor Ferdie Pacheco le sugeriría prescindir del boxeo...
Muerte
El 3 de junio de 2016, a la edad de 74, Ali fallecería en un hospital de Phoenix; internado un día antes por dificultades respiratorias. El 9 de junio, se celebraría una ceremonia islámica. El 10, se trasladarían las exequias desde Louisville al cementerio de Cave Hill. A los restos se los cremaría.
Más reconocimientos
Algunos de los incalculables y suplementarios premios hilvanados son: ingreso al Salón de la Fama del Olimpismo de los Estados Unidos -1983- y al Salón Internacional de la Fama del Boxeo -1990-. Encendería la antorcha olímpica de los Juegos Olímpicos Atlanta 1996. El Arthur Ashe por su altruismo -1997-. El Martin Luther King -1970-. En 2001, el director estadounidense Michael Mann dirigiría Ali, la película biográfica de esta leyenda. La Medalla Presidencial de la Libertad -2005-. Apodado Rey del Boxeo por el Consejo Mundial del Boxeo -2012-. Deportista del siglo XX para la BBC -British Broadcasting Corporation- y Sports Illustrated. Uno de los veinte personajes más influyentes de los Estados Unidos para la revista Time. Seis veces el "boxeador del año" para la revista The Ring. En 2003 saldría su libro autobiográfico: El alma de una mariposa.