Gabriela Sabatini
Sería la sanadora de una disciplina sometida por la parálisis y el escepticismo, al promover con su desfibrilador, la raqueta, una suerte de resucitación deseada por casi veinticinco años. A base de victorias y títulos en tierras de ambos hemisferios, iría atendiendo heridas, atenuando profundas frustraciones, hasta motivar un 8 de septiembre de 1990 esa ansiada reanimación. Así, esta porteña de 21 años le concedería una renovada y vital existencia a la era moderna del tenis femenino latinoamericano, devolviéndole como corolario la aceptación y el prestigio alguna vez gozado. La biografía de Gabriela Beatriz Sabatini, la sanadora de una etapa de este deporte para nuestra América del Sur, se presenta a continuación...
A los 12 años viviría la experiencia más emotiva hasta entonces: ganaría un mundialito infantil desarrollado en Caracas. A los 13, y como la jugadora más joven en concretarlo, el Orange Bowl de Miami, Florida. Ya comenzaba a esparcir todo su talento y capacidad. A los veinticuatro meses, es decir en 1984, sería campeona juvenil de Roland Garros en singles, y del Abierto de los Estados Unidos en dobles junto a su compatriota Mercedes Paz. En ese mismo 1984, y con tan solo 15 años, Gabriela se traduciría como la número uno del ranking juvenil, mientras que la Federación Internacional de Tenis la nombraría Campeona del Mundo Junior.
Profesionalismo
Para 1985, Sabatini se vestiría de jugadora profesional. En junio, treparía a las semifinales del Abierto de Francia, donde perdería con la estadounidense Chris Evert. Se convertía en la más joven de la historia en abrazar dicha instancia en el marco de un Grand Slam. El período lo completaría en octubre, al obtener en el cemento del Abierto de Tokio su primer trofeo. En la final, derribaría a la estadounidense Linda Gates por 6-3 y 6-4. Con apenas 16 años, finalizaría la temporada en el puesto 12.
Abierto de los Estados Unidos
Gloria
Sin margen para las especulaciones, 1989 confirmaría lo que desde el bajo perfil habría de suceder. El 27 de febrero, la vigorosa y versátil atleta tanto para atacar como para defender y para esta o aquella superficie, ascendía a la tercera posición del ranking mundial de la WTA -Asociación Femenina de Tenis-. Allí se depositaría hasta 1992 inclusive.
El 2 de abril se consagraría en el Masters de Miami -cemento- al deshacerse en la final de la estadounidense Chris Evert por 6-1, 4-6 y 6-2, y el 16 de ese mes en el Torneo de Amelia Island -polvo de ladrillo-: Steffi Graf, quien la sufriría con un 3-6, 6-3 y 7-5. En mayo, revalidaría la corona de Roma al arremeter por 6-2, 5-7 y 6-4 a la española Arantxa Sánchez Vicario, y en junio repetiría el subcampeonato en dobles de Roland Garros y con Steffi Graf. Remataría ese óptimo año sirviéndose en octubre el Torneo de Stuttgart sobre moqueta. Doblegaría en la final a la estadounidense Mary Joe Fernández por 7-6 y 6-4.
Finalmente, el 8 de septiembre de 1990, se consumaría ese ansiado despertar para el tenis femenino sudamericano. Gabriela Sabatini, de 21 años, se alzaría con el Abierto de los Estados Unidos. En condición de quinta cabeza de serie, derrotaría 6-2 y 7-6 a la excelsa Steffi Graf, desquitándose de esta manera de lo acaecido en 1988. Se transformaba tras más de dos decenios de dolencias, en la tercera mujer de este lado del continente en adueñarse de un Grand Slam -las predecesoras, la chilena Anita Lizana en Estados Unidos 1937 y la brasileña Maria Bueno en Wimbledon 1959, 1960, 1964 y Estados Unidos 1959, 1963, 1964 y 1966-. En apenas un lustro, sus registros ya ostentaban 15 títulos. En noviembre, subcampeona del WTA Tour Championships. La verduga, Monica Seles.
En febrero de 1991, una Sabatini en el auge de su madurez tomaría con un 2-6, 6-2 y 6-4 el Abierto del Pacífico, en la carpeta de Tokio. En marzo, la serbia Monica Seles la derrotaría en la final del Masters de Miami con su 6-3 y 7-5. Para mayo, el ajuste de cuentas: reconquistaría el Masters de Roma por su 6-3 y 6-2 a Monica Seles, partido final. Semanas más tarde, amenazaría con reimpulsar aún más a la región al colarse en la final de Wimbledon. La segunda preclasificada sucumbiría por 4-6, 6-3 y 6-8 con la ex 1, Steffi Graf.
Siendo entrevistada tras su logro en Roma…
Eclipse y dimisión
Para 1994, el desgaste y el desánimo se harían indisimulable. Pese a ello, sorprendería a propios y extraños al regocijarse en noviembre, y por segunda ocasión, con el WTA Tour Championships. Eliminaría en el debut a Martina Navrátilová, quien se jubilaría en ese partido (retornaría en 2000), y a la estadounidense Lindsay Davenport por 6-3, 6_2 y 6-4 en la llave final. Para Enero de 1995, lograría en el cemento de Sídney su trofeo de singles definitivo en la WTA. La víctima, otra vez Lindsay Davenport -6-3 y 6-4-. Las finales de abril en Amelia Island con la española Conchita Martínez -1-6 y 4-6-, y de octubre en Stuttgart con la croata Iva Majoli -4-6 y 6-7-, significarían las últimas para esta leyenda.
El 24 de octubre de 1996, a la edad de 27, Gabriela Sabatini anunciaría su retiro de las prácticas. Había dejado de disfrutar de las severas exigencias de este deporte, y a sufrir por demás las críticas de la prensa. Su despedida sería en el Madison Square Garden de Nueva York; el escenario de más triunfos para ella. "Tengo ganas de empezar a hacer otras cosas, de estar más tiempo con mi familia, y de viajar a donde quiera. No quiero que este sea un momento triste. Esto es lo mejor que podía hacer por mi vida", reflexionaría la leyenda.
A lo largo de sus doce temporadas como tenista profesional, Gabriela Sabatini atesoraría 39 títulos, 27 en individuales y 12 en dobles. Sin dudas, la sanadora de una época para el tenis femenino sudamericano.
Utilidades y negocios...
Aproximadamente 8.785.850 millones de dólares son los dividendos que acumularía Gabriela Sabatini por el despliegue de su juego. En materia publicitaria, sería pionera a la hora de firmar un contrato multimillonario con la marca de gaseosas Pepsi.
De muy chica contaría con un buen olfato para prever y realizar importantes negocios. Desde 1989, lanzaría varias líneas de perfumes con el sello de la empresa alemana Muelhens: Gabriela Sabatini, Cascaya, Magnetic, Bolero, Viento Salvaje... A la fecha, prosigue con esta actividad. En 1994, publicaría el libro Mi Historia. Sabría implicarse con el ex golfista Jack Nicklaus y otros empresarios para la construcción de un barrio privado de 380 hectáreas llamado Pilará. Ubicado en el kilómetro 56 de la Panamericana, ofrece un complejo de alto rendimiento, ocho canchas de polo, y un link de golf de 18 hoyos. Su exposición, en 2007.
Otros premios y distinciones
En el ámbito local, se la galardonaría con dos Olimpia de oro - 1986, 1987 - y diez de plata. En el 2000, la Fundación Konex la nominaría la mejor deportista de la década. A mediados de 2006, la Legislatura porteña la declararía Personalidad Destacada.
Por su parte, en el exterior, recibiría el premio Jean Borotra Sportsmanship Award, del International Club, por su espíritu deportivo y sus proyectos filantrópicos posteriores a la jubilación. El ex tenista Rod Laver le entregaría el premio en el campeonato de Wimbledon de 2018. Tanto por su carrera como tenista como por su trabajo benéfico en UNICEF, la UNESCO y en las Olimpiadas Especiales, se la gratificaría en 2019 con el Premio Philippe Chatrier.