Zinedine Zidane
Hace más de medio siglo, un ignoto y humilde matrimonio argelino, en el afán por tropezar con nuevas oportunidades, decidía tentar a la suerte emigrando hacia sus colonos franceses. Se libraba de un presente sentenciado a inmediatas revueltas y guerras independentistas (1954/1962). Ese destino al que se desafiaba, le obsequiaría a este par las condiciones para volver a empezar. Smaïl y Malika se instalarían para 1953 en París, reubicándose en 1962 en la ciudad sureña de Marsella. Redactarían así otro capítulo en sus vidas. Con el devenir se transformarían en padres de cinco. El tercero de ellos, casi dos décadas después del éxodo, no sería uno más... Vendría con la bendición suprema del todopoderoso. De esta forma, un 23 de junio de 1972 llegaría quien un buen día el espectador afín abonaría con fascinación. Aquel que durante los años 90 y el amanecer de 2000 fielmente personificaría, tanto por sus goles como por esos exquisitos controles, asistencias y regates, la versatilidad y la elegancia; habilidades inherentes a un pueblo con una idiosincrasia históricamente en consonancia a ellas. Zinedine Yazid Zidane, la última gran obra de arte que el deporte francés, y particularmente el fútbol, le donaría a la humanidad.
De muy chico sentiría curiosidad por las actividades físicas. A los 6 años, ya se entretenía con el bádminton y el judo. Sin embargo, la pelota lo hechizaría. En un encuentro del Olympique de Marsella, por el que confesaría simpatía, conocería a su ídolo: Enzo Francescoli, el volante uruguayo que se desempeñaba en el mencionado elenco.
Albor y proyección
Juventus
Zidane está en el Salón de la Fama del Juventus Stadium.
Hacia julio de 1996, en respuesta a una realidad a todas luces satisfactoria, Zidane ficharía para la Juventus de Italia por 3,5 millones de euros. En el competitivo calcio italiano afrontaría uno de los objetivos más atrevidos de su carrera: demostrar que estaba a la altura de las exigencias del club turesino y representar con grandeza a Michel Platini, héroe de la Vecchia Signora y toda Francia. En comunión con su clase y las necesidades de este cuadro, junto al compañero de ataque Alessandro Del Piero, entre otras figuras, Zidane se encargaría de arrimar a la Juventus a la cima mundial...
En diciembre de 1996, Juventus atraparía la desaparecida Copa Intercontinental -1-0 a River Plate-. En 1997, la Supercopa de Europa -6-1 y 3-1 al París Saint-Germain-, el Scudetto 1996/97 y la Supercopa de Italia -3-0 al Vicenza-. En 1998, el bicampeonato local (1997/98). En 1999, la Copa Intertoto. En las ediciones de 1996/1997 y 1997/1998, los italianos llegarían a las finales de la Liga de Campeones -derrotas 1-3 con Borussia Dortmund y 0-1 con Real Madrid-.¿Lo sucesivo? Con intermitencias... Ya con la dirección técnica de Carlo Ancelotti, al francés se lo sometería a un férreo marcaje que erosionaría su incidencia en el equipo, salpicando por ende a los resultados. En los próximos dos años, la Juventus de Zidane como mucho se conformaría con los subcampeonatos de la Serie A de las temporadas 1999/00 y 2000/01.
Real Madrid
El volante ofensivo se incorporaría para reforzar una plantilla que contaba con Luís Figo, Raúl González Blanco, Roberto Carlos, Fernando Hierro...
En consecuencia a su titánica performance en la selección, y al sprint del 2001 en la Juventus, los Merengues posarían la mirada en él. En el verano europeo de ese 2001, se adueñarían del pase por la suma de 77,5 millones de euros. El traspaso se convertiría en el más oneroso de esa época.
Las victorias para el Madrid de Zidane irrumpirían rápidamente. De entrada, la Supercopa de España de 2001 -1-1 y 3-1 al Real Zaragoza-. Plato principal, la Liga de Campeones 2001/02, la Supercopa de Europa -3-1 al Feyenoord- y la Copa Intercontinental de 2002 -2-0 a Olimpia de Paraguay-. Postre, LaLiga 2002/03 y la Supercopa española de 2003 -1-2 y 3-0 al Mallorca-. Al cabo de estos períodos, Zinedine levantaba seis trofeos, y en el plano individual el Premio del Año de la UEFA (2002) y el Jugador Mundial de la FIFA (2003), su tercero en el rubro.
Subsiguientemente los Galácticos se hundirían en una pronunciada e irrefrenable crisis la cual jamás podrían eludir. Los inimaginables traspiés en las finales de la Copa del Rey con los modestos Deportivo La Coruña (1-2) en la edición 2001/2002 y Real Zaragoza (2-3) en la de 2003/04, significarían un pequeño exordio de esa vulnerabilidad con la que lidiarían...
El 6 de mayo del 2006, en el Bernabéu y ante el Villarreal, se consumaría su despedida de la institución. Protagonizaría uno de los gritos del empate 3 a 3. Con 34 años y un cuerpo ciertamente aquejado, se fijaría en el Mundial de Alemania el escenario para su adiós estelar.
La selección
Con motivo de un auspicioso momento, por entonces en el Girondins de Bordeaux, en agosto de 1994, se haría extensivo al recibir la convocatoria inaugural para el combinado francés: realizaría los dos tantos del 2 a 2 con la República Checa -amistoso-. Una vez concluido el amistoso aseguraría: "Le dedico los dos goles a mi familia y a mi mujer que está embarazada. Esto es hermoso, nunca había marcado dos goles en un encuentro, ni siquiera en categorías inferiores".
Ejercida una buena actuación en la Eurocopa de 1996 al internarse en semifinales -los de Aimé Jacquet sucumbirían con la sorprendente República Checa en la tanda de penales-, hacia 1998, en su Copa Mundial, acentuarían con creces todo lo tejido dos años antes. Con una alta dosis de creatividad y delicadeza de Zizou, más su contribución en la red -se apuntaría por duplicado en la final-, Francia se abrazaría a aquello que larga y enfáticamente demandaba, exterminado así una carga de diez a doce años (1986) de desorden y decadencia.
Una vez sorteada sin sobresaltos la primera ronda -Sudáfrica, Arabia Saudita y Dinamarca-, eliminaría en octavos de final a la incómoda Paraguay por el gol de oro de Laurent Blanc; con angustia y desde los doce pasos a Italia por los cuartos de final -0-0 en los 120 minutos-; 2 a 1 en semifinales a la revelación, la Croacia de Davor Šuker -ambos goles de Lilian Thuram-; y en el marco de la tan ansiada final, 3 a 0 al último campeón: la Brasil de Ronaldo, Rivaldo y compañía -Zidane (2) y Emmanuel Petit los goles-. Con un despliegue futbolístico entendido como el más sustantivo a lo largo de toda su participación, los europeos rompían así con ese histórico maleficio...
En sintonía con la hazaña de 1998, para el 2000 Francia se apoderaría de la Eurocopa -1984 la anterior-. La leyenda desnudaría una vez más porqué se constituía en el arma más dañina y temeraria de la selección. Tras finalizar segundos en su zona, en cuartos de final los franceses despacharían a España 2 a 1 -Zidane aportaría el gol de la apertura-. En semifinales, por su gol de penal en la prórroga derrotarían con agonía y tambien 2 a 1 a la disciplinada Portugal. En un vibrante duelo por la instancia definitoria, lo propio con Italia y por otro 2 a 1.
El torneo, a su vez, registraría una de las tasas de goles más bajas de la historia, y se transformaría en el Mundial con mayor número de tarjetas amarillas y rojas.
En la fase de grupos, el vacilante rendimiento individual y colectivo de los dirigidos por Raymond Domenech desataría en la prensa una actitud detractora. Los europeos deberían aguardar al complemento del tercer cotejo, en este caso ante la pobre Togo, para abrochar con un 2 a 0 su sufrida clasificación a octavos de final. No obstante, de allí en adelante el repertorio de Zidane y compañía se encendería drásticamente...
Con esa riqueza y prestancia propias de su ADN, Zidane tripularía a los suyos a otra final con decisivas maniobras unipersonales, goles y asistencias tanto con España en octavos de final (3-1), como con Brasil en cuartos de final (1-0) y Portugal en semifinales (1-0). Disipadas las turbulencias previas, esta Francia bipolar desembarcaba con su as nuevamente en un final. Pero la Italia de Marcello Lippi, en esta ocasión, le diría no. Sin esa frescura reciente, aunque no por ello renunciando al arco de enfrente, se le escurruría la conquista en los penales luego del 1 a 1 en los 120' -Zidane de penal y Materazzi los goles-. Su víctima de 1998 y 2000 era tetracampeón. El mimo consuelo: el volante era Balón de Oro y parte del Equipo de las Estrellas pese a la triste reacción por la que en el tiempo suplementario se iría expulsado -cabezazo en el pecho al defensor Marco Materazzi-.
En efecto, el 9 de julio de 2006, este crack cerraría la cortina de su obra de arte. Una obra de arte que duraría diecisiete años y ofrendaría 15 laureles, y decenas de diversas distinciones y nominaciones. Algunas de ellas: Balón de Oro de la revista France Football (1998); mejor constructor de juego del mundo según la IFFHS -Federación Internacional de Historia y Estadística- (2006); incluido en el mejor once de la historia según la revista World Soccer (2013); mejor futbolista de la década según Sports Illustrated, ESPN, Fox Sports (2009) y Marca (2010); mejor jugador francés de la historia (2016); mejor jugador de la historia de la Liga de Campeones para la UEFA (2011); mejor futbolista europeo de los últimos 50 años para una encuesta de la UEFA (2004); la FIFA lo sumaría al Dream Team de la historia de los mundiales (2002); la UEFA al Dream Team de la historia de las Eurocopas (2016); la revista France Football al Once de Plata histórico del Balón de Oro (2020). Además, se lo premiaría con la Orden del Mérito Nacional de Argelia (2006), y con la Orden Nacional de la Legión de Honor de Francia (2009) -los honores para hombres y mujeres (estas en el caso europeo) más importantes conferidos en los dos países-.
Entrenador
El 24 de junio de 2014, abordaría el camino de director técnico. En el Real Madrid Castilla, filial de los capitalinos y militante de la segunda B, establecería el programa formativo. En enero de 2016, Real Madrid reemplazaría al destituido Rafael Benítez por una osada apuesta: Zinedine Zidane. El estreno, un atisbo de lo que se le tendría reservado: lapidario 5 a 0 ante el frágil Deportivo La Coruña en el Santiago Bernabéu. En el clásico con Barcelona se impondría a domicilio por 2 a 1. ¿La temporada (2015/16)? para los Azulgranas por un punto. La compensación, no obstante, se precipitaría sin dilaciones. La Liga de Campeones, la presa más codiciada, acercaría a los suyos a la undécima estrella al vencer en la final al Atlético de Madrid por 5 a 3 en la tanda de penales (1 a 1 en los 90'). Zidane se unía de esta manera al selecto clan de reyes de Europa como jugador y entrenador, siendo asimismo el único de su nación en haberlo materializado. Se lanzaba inexorablemente a dejar otra majestuosa huella, ahora en este puesto.
En la temporada 2016/17 sus dirigidos arrasarían con cuanto compromiso los reclamase: en agosto, la Supercopa de Europa -3-2 al Sevilla-. En diciembre, la Copa Mundial de Clubes de la FIFA -2-0 al América de México en semifinales y 4-2 al Kashima Antlers en la final-. En mayo de 2017 alcanzarían LaLiga y retendrían la Orejona -4 a 1 a la Juventus en la final-; gesta que en la entidad no ocurría desde 1958.
La temporada 2017/18 sería casi una fotocopia a la del 2016/17. El 8 de agosto Real Madrid ganaría la Supercopa de Europa -2-1 al Manchester United-, y el 16 de ese mes la de España -3-1 y 2-0 al Barcelona-. En diciembre, otro Mundial de Clubes -2-1 al Al-Jazira en semifinales y 1-0 al Gremio en la final-. En mayo de ese 2018 se proclamaría en el viejo continente por triplicado -3 a 1 al Liverpool en la final-. Zidane quebraba un récord nunca antes visto: ser técnico tricampeón de forma consecutiva. Al término de esa epopeya, quien recogía nombramientos y premios por doquier comunicaría su dimisión. "El equipo necesita otro discurso y metodología de trabajo. Quiero mucho al club, al que se lo agradezco todo". Se apagaba uno de los ciclos más exitosos en la historia del fútbol y bajo la tutoría de Zidane...
Segunda etapa: a 284 días de la partida, el 11 de marzo de 2019 se oficializaría su retorno. Firmaría hasta junio de 2022. En enero del corriente, batiría en los tiros de castigo al Atlético Madrid por la Supercopa española -0-0 en los 120'-. Décimo pergamino. Iniciaba un segundo mandato patrocinado por el eco de los inmaculados antecedentes.
Familia y patrimonio
En 1993, Zidane contraería matrimonio con Véronique Fernández, una bailarina francesa con la que gustarían cuatro hijos varones: Enzo, Luca, futbolistas, Elyaz y Théo, aún menores.
Es miembro embajador de la ONU, de Unicef, y padrino en la lucha contra el virus del Ébola.
Hacia mediados de 2002, sabría encabezar la lista de jugadores más remunerados de la región europea. Percibiría cada año una cifra estimada en los 13,6 millones de euros, entre salario, primas, pagados por el Real Madrid, y contratos publicitarios. De acuerdo a la revista People With Money, su patrimonio oscilaría en los 185 millones de dólares.
Es propietario de varios emprendimientos: bienes inmobiliarios, restaurantes, casa de cosméticos, club de fútbol americano, marca de vodka, perfumes para jóvenes, y una línea de vestidos de moda, son parte de esos negocios que en la actualidad agrandan más y más su fortuna. Representaría la imagen de la multinacional diseñadora de prendas española Mango, con sucursales en más de 105 países.