Michael Jordan


Una vez, un intelectual formularía un nuevo mandamiento filosófico del hombre. Se acomodaría en las antípodas de la apolinización, llamada esta a consagrarse en la prudencia,  la  razón,  la  tolerancia,  la palabra, el perdón, el autocontrol, la solidaridad, la modestia, la paz, la ética... Códigos que justifiquen  al  irse de este mundo, beber la recompensa divina de Dios. Entendía el intelectual,  que  la  misión de este ser debía reestructurarse. No se encomendaría más a tal enfermizo y repugnante destino.  Abandonaría  esa  suerte  de  estado  de  reclusión  en  el  que con  la  connivencia del cristianismo se habría de introducir. Reencarnaría   en   otra   cosa...
No respondería ante el prójimo, solo ante sí mismo. Rechazaría  lo  que  piensen  o  digan  de él. No se equipararía con nadie. Dado que no existen los iguales, irrevocablemente uno prevalecerá sobre el otro, por ende, será más digno  de  aplausos  y  admiración. Gozaría de una propia constitución moral. De igual modo, de un conjunto de dones asediantes y saqueadores: Creatividad. Valentía. Fortaleza emocional. Responsabilidad. Tenacidad para con objetivos. Sentido de superación. Liderazgo, ese   que   allane   el   qué,  cómo   y  cuándo   de lo que sobrevenga en su vida. Voluntarismo, gracias  al  cual  se  reprima  al  deber  y  se  vele al querer. Egoísmo. Intolerancia. Irracionalidad. Vanidad. Control sobre los débiles. Poder de decisión, uno en función de lo que le dicten el armado de sus propios valores. Como buen enemigo de Apolo, el hombre también habría de rendirse al concepto dionisíaco -Dionisio, figura literaria y mitológica de la Antigua Grecia, contracara de Apolo, y considerada dios del vino, la embriaguez, los impulsos, la desmesura, el desorden, los excesos, el instinto, la pasión, la transgresión, etc., que este sabio recogería para explicar lo vital de sentirse un Dionisio y domesticar  justamente  a  Apolo-.
Así, y solo así, el hombre dejaría de verse un pelele, un  esclavo,  vagando  en  la  Tierra hasta el fin de sus días. Así, y solo así, el hombre le inyectaría grandeza a su presencia. Así, y solo así, el hombre mataría a ese hombre ilegítimo, manipulador y perdedor -con este filósofo haciendo de ángel destructor- para representarse en aquello que lo
aguardaría ansiosamente:   ¡un   superhombre!
Este  compendio de ideas, son parte de las  obras maestras del pensador alemán Friedrich Nietzsche, en Así habló Zaratustra y El origen de la tragedia. Clásicos de la filosofía moderna, y de los más leídos en los últimos siglos.
Diría  el  psicólogo  Carl  Jung,  que  uno  es  lo que hace, no lo que dice que hará. Nuestra cotidianidad de acciones delinea lo que somos verdaderamente. Lo que prometamos sirve como  medio  de  planificación  y  motivación, mas solo de ello. Por tanto, al filtrarnos en los tejidos de esta leyenda, ¿qué nos arrojan sus actos?,  ¿qué  nos   indican  de  él  realmente? 
La cronología lo muestra habiendo sido el arquitecto de un imperio, su imperio, obedeciendo los siguientes patrones de conducta. Se burlaría de la física al suspenderse en el aire de forma insospechada y nunca concebida. Casi una quimera detenerlo. Altamente eficaz en los tiros libres. Creador de volcadas inmortalizadas. Decisivo en momentos culminantes. Exquisito asistidor. Una amenaza radical en la zona de triples. Con un nivel de solvencia defensiva  -robos- entre las tres más categóricas de la historia.   En   esa   línea,  el que más temporadas comandaría
 la tabla de anotaciones: 10, desde 1986/87 a 1992/93 y desde  1995/96  a  1997/98.  Portador,  hasta  la fecha, del más elevado promedio de anotaciones por encuentro -30,1 puntos- y por eliminatorias -33,4 puntos-. De los más heterogéneos   a   la  hora  de  tomar  posiciones -base, escolta, alero-. Fiel amante de la competitividad e intensidad. Un adicto del éxito, en lo qué sea, cuándo sea y dónde sea. Quien sin proponérselo, impondría una pseudo felicidad eterna  en  niños,  jóvenes y adultos,  deseosos de volverse  lo  más  parecido a  él.  Culpable primario para que firmas del peso de Nike, Coca Cola, McDonald's o Gatorade, incrementen astronómicamente su capital a raíz de ese magnetismo derramado con su imagen. Un noble donante de dinero para centros benéficos y ONG infantiles. Pero también, el que emanaría un estatus de macho fanfarrón, de hiriente, soberbio, prepotente, egoísta, verdugo en las humillaciones a compañeros y rivales, como así de ludópata. Alguien que todavía, como buen huraño, suele acceder a los restaurantes y peluquerías por la puerta de servicio para evitar el contacto con los blancos de a pie, o definirse más triunfador que su padre. Con esto, se cincela un otro costado. Lo que nos lleva al interrogante de antemano: ¿quién fue Michael Jordan? 
Dos presunciones: una, el mejor de todos los tiempos. La otra, para Friedrich Nietzsche, su testaferro, prototipo  y  brazo  ejecutor  de  sus juicios  del siglo  XIX.  Esos  que  una  vez  se alzarían  como juicios, y otra como realidad palpable. Michael Jordan, el basquetbolista más  prolífero que daría la humanidad. Michael Jordan, ¡el  superhombre! 


Michael junto a sus padres

Hijo de James y Deloris Jordan, y el cuarto de cinco -Larry, James, Deloris, Roslyn-, Michael Jeffrey Jordan nacería  un 17 de febrero de 1963 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. Siendo niño, se mudaría con la familia a Washington. A los 13 años, el padre le construiría una cancha de básquet en el terreno baldío adjunto a la casa. En ese  espacio, el pequeño Michael se beneficiaría de sus primeras enseñanzas. En ese espacio, afloraría un sueño: convertirse  en  profesional y vivir de ello.
En  la  preparatoria  (Emsley A. Laney),  debido a su dote atlético jugaría al béisbol y fútbol americano. No mucho más adelante recalaría en el básquetbol. Irónicamente, en su segundo año  se  lo  excluiría  de  la  plantilla  por  tener una altura supuestamente subdesarrollada (1,80 metros).  Al  otro  verano,  Michael  crecería 10 centímetros y finalmente se lo admitiría. Entrenaría rigurosamente y apoyado en sus bondades, (el último año promediaría un triple doble: 29,2 puntos, 11,6 rebotes y 10,1 asistencias),  se  lo  citaría  para  el  McDonald’s All-American Team -partido exhibición en el que intervienen los mejores baloncestistas del año en  la  high  school-.
En 1981, ingresaría por una beca en el equipo de la Universidad de Carolina del Norte, donde asimismo se especializaría en geografía. Ya en su primer año, sería elegido mejor jugador novato de la temporada. En 1982, se granjearía el Campeonato de la NCAA -Asociación Nacional Deportiva Universitaria- marcando en el epílogo de la final. Para las temporadas 1982/1983  y  1983/1984,  se  lo  incluiría  en  el All-American de la NCAA -mejores jugadores amateurs de cada una de las posiciones de juego- y ganaría los premios al mejor jugador universitario del año y el John R. Wooden. No obstante, a mitad de año de 1984 abandonaría la universidad para presentarse en el Draft de la NBA: procedimiento mediante el cual, a finales de  junio  de  cada  año,  las  franquicias  de  la liga de baloncesto incorporan a sus equipos menores de 23 años provenientes de las universidades o de ligas de otros países. Al cabo de ello, Chicago Bulls lo sumaba a sus filas.
Paralelamente, integraría la selección que en agosto  se  apoderaría  de  la  medalla  de  oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984. Comenzaba a esgrimirse un lema: "Puede hacerlo  todo".


En 1986, Michael retomaría la universidad para graduarse en geografía

Chicago Bulls

Un 26 de octubre de 1984, debutaría como titular en un partido que su armada le ganaría a los Washington Bullets por 109-93. Su saldo personal: 16 puntos, 7 asistencias, 6 rebotes, 4 tapones y 2 robos. 
Tan pronto como aterrizara en los Bulls, por su raudo ascenso se estrecharía con la preferencia del público. Así pues, con él de abanderado, Chicago se internaría en la primera ronda de las eliminatorias -lo vencería 3-1 Milwaukee Bucks-. Jordan reubicada a los Toros en estas instancias y talaba con ello tres años de abstinencia. 
49 canastas ante Detroit Pistons por la Conferencia Este (División Central), lo pintarían el principiante con más conquistas en un encuentro para el currículum de la institución. Contagiado por esa jornada, reuniría un promedio de 28,2 puntos por partido y un porcentaje de 51,5 en tiros de campo a lo largo de la temporada 1984/1985. Lo convocarían para el Juego de las Estrellas -partido amistoso entre los mejores jugadores de cada año- y se acreditaría el premio Rookie del año -premio anual otorgado al jugador más destacado en su primera  temporada  en  la  liga-.
Michael sería el único novato en la historia de la NBA en liderar a un equipo en cuatro apartados estadísticos: puntos, robos, asistencias y rebotes.

Ausente por una lesión en el pie de una gran parte de la temporada 1985/1986, se recuperaría para las eliminatorias con Boston Celtics de Larry Bird. Más allá del revés (0-3), el escolta abrazaría un hito al concretar 63 puntos; la máxima cuantía para un certamen de playoffs. Al acabar el juego, Larry Bird afirmaría: "He visto a Dios disfrazado de basquetbolista". Michael tenía 23 años.

Para la temporada 1986/1987 Jordan fijaría otro récord. Encestaría más de 3000 puntos. Junto a Wilt Chamberlain, los que patentarían esta gesta. Prosiguiendo con la onda expansiva, se adjudicaría el concurso de Clavadas -reeditaría en 1987/88-. En lo colectivo, nuevamente sufrían el adiós con Boston Celtics por  la  primera  ronda  de  las  eliminatorias.


En la temporada 1987/1988, al mayor goleador de ese ciclo se lo designaría Mejor Jugador Defensivo, Jugador Más Valioso de la temporada -MVP- y del Juego de las Estrellas -combinación nunca perpetrada-. ¿Razones  de  sobra  para  festejar? No,  Chicago se quedaría en semifinales (1-4). Lo superaría Detroit Pistons de Isiah Thomas. 

En la temporada 1988/1989 Chicago penetraría en las finales de la Conferencia Este. Se repetiría Detroit Pistons. Se repetiría el desenlace (2-4 ahora). La gloria otra vez les escurría. Jordan registraría diez triples-dobles en once juegos cerca de culminar la temporada.
Triple-doble es un término que determina para un jugador la consecución de dobles dígitos sobre un mínimo de 10, en tres de las cinco categorías cuantificables (puntos, rebotes, asistencias, tapones, y recuperación del balón). Un ejemplo: 20 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias. Michael conseguiría 30 triples-dobles a lo largo de su carrera: 28 en la temporada regular y 2 por eliminatorias/playoffs.

En la temporada 1989/1990, con el pilotaje de Jordan y proyectos de la notable talla de Scottie Pippen  y  Horace Grant,  los  Bulls  llegarían  por segunda oportunidad a las finales de la Conferencia Este. Presidiría el índice de robos de balón, aunque sin la laceración esperada. Los empedernidos de Detroit Pistons los relegarían por tercera vez de las puertas de una final, en este caso con Portland Trail Blazers de la Conferencia Oeste. No por mucho tiempo más...

Tricampeonato, parte I 

A partir de 1990/1991, se abriría paso una ola de dominio casi total. El 12 de junio, atraparían el primero de un sexteto de títulos para la biografía de Chicago, al barrer 4 a 1 a Los Ángeles Lakers de "Magic" Johnson (Conferencia Oeste). La faena desplegada por Jordan y su séquito  pronosticaría  a  todas  luces  el  devenir de los acontecimientos futuros. Se había engendrado  una  aceitada  máquina  de  ganar.

Su puntal se adueñaría del segundo Jugador Más Valioso de la temporada y del inaugural en el marco de las Finales de la NBA. Detrás de él, un Scottie Pippen que alertaría al mundo de su enorme talento. 

Promedio de puntos por juego de Jordan durante 1990/91: 31,5


En la temporada 1991/1992, Jordan y compañía calcarían su supremacía. Con un promedio para el moreno de 35,8 puntos, 4,8 rebotes y 6,5 asistencias, los Bulls batirían en el sexto  compromiso  de  las  finales  por  el  anillo  a Portland  Trail  Blazers -4 a 2-. El 23 sería Jugador Más Valioso de la temporada -el tercero- y de las Finales de la NBA -el segundo-.
Chicago completaría la temporada con 67 triunfos,  algo  que  en  1995/96  quebraría...
Puntos por juego de Jordan: 30,1. Sus 35 puntos  y seis triples en la primera mitad de las finales de la NBA, establecerían un récord.

En la temporada 1992/1993 abrocharían el tercer anillo consecutivo al deshacerse de Phoenix Suns en seis duras batallas. Al líder en robos del balón -1988, 1990, 1993- se lo elegiría Jugador Más Valioso de las Finales de la NBA por triplicado -recién del 2000 al 2002 emulado por Shaquille O'Neal con los Ángeles Lakers-. Además, anotaría 40 puntos o más en cuatro partidos en cadena de las finales y promediaría 40, 1 puntos por partido en tales series; ambos datos sin precedentes hasta allí.
Jordan marcaría el punto 20 mil de su carrera, empardando así el récord de Wilt Chamberlain de siete títulos en anotaciones...

Muerte del padre, ¿y retiro?

El 6 de julio de 1993, dos individuos asesinarían a James Jordan, a quien le sustraerían el automóvil, obsequio del propio Michael. Influenciado por el dolor, un 6 de octubre anunciaría su ida de la profesión. ¿El argumento?, ya no disfrutaba. Al tiempo, interrumpiría tal elección. Revitalizado por la memoria y la aceptación, decidiría continuar. La era del superhombre,  vigente  y  reinante.


Incursión en el béisbol

Con motivo de una promesa efectuada al padre, en 1994, Michael Jordan irrumpiría en el universo del béisbol. Se uniría a Chicago White Sox de la División Central de las Grandes Ligas de Béisbol (MLB). El propietario, magnate y dueño de Chicago Bulls, el señor Jerry Reinsdorf, curiosamente no dejaría de abonarle el salario de basquetbolista. Su performance en el béisbol navegaría en aguas opacas, por lo que más temprano que tarde colgaría el bate para renovar  los  votos  con  su  natural  pasión.


En su primer partido, frente a Indiana Pacers, anotaría 19 puntos...

"He vuelto"

El  18 de marzo de 1995, Jordan notificaría de manera lacónica, y con un torneo en curso (1994/95), su regreso al básquet. Su regreso a Chicago. Por medio de un boletín de prensa proclamaría: "He vuelto". A las 24 horas, haría su entrada y con derrota incluida frente Indiana Pacers. Discreto rendimiento para quien ese día usaría  el  dorsal  45. Chicago solo avanzaría hasta las semifinales de la Conferencia Este en aquella temporada de 1994/95. 

Una vez terminado el primer encuentro de las eliminatorias, serie de semifinales, Nick Anderson, escolta de Orlando Magic, declararía: "No se parecía al Michael Jordan de los viejos tiempos". Pero claro, Anderson no sabía que la perfección estaba por imponerse. Antesala de lo que significaría una de las expresiones más importantes en la historia del baloncesto estadounidense...
Tras su partida el número 23 se quitaría en su honor. Previo a la eliminación en dicha instancia y ante Orlando Magic, Jordan se volvería a  calzar su clásico número 23 (esto acarrearía una multa para los Bulls por no avisar a las autoridades de la NBA del cambio de dorsal).

Tricampeonato, parte II

Luego  de  alejarse  brevemente  del  auge,  en  la temporada 1995/1996 se reimprimiría esa unísona partitura instrumental. Con magníficas actuaciones -por caso, la de Scottie Pippen, Dennis Rodman y Brian Williams-, Jordan, cual director de orquesta, guiaría a los suyos a otra obtención. Encabezaría la liga en cuanto a goles se refiere al promediar 30,4 por juego, y se lo nominaría Jugador Más Valioso de la temporada, de las Finales de la NBA, y del Juego de las Estrellas. La serie más ansiada, un reñido debate con Seattle SuperSonics -4 a 2-. La pregunta yacía en el aire: ¿quién osaría obstruir a  los  Bulls  de  Michael  Jordan?
 

Chicago zanjaría su temporada con 72 victorias, récord en la NBA hasta el 2015/16 con las 73 que tejerían los Golden State Warriors, aunque estos no se harían del anillo... 

Jordan ganaría su octavo título de anotador de la temporada. Además, con su cuarto MVP de las Finales, aventajaría a su compatriota Magic Johnson.
Los Bulls incorporarían nuevos uniformes alternativos negros con telas a rayas.

En la temporada 1996/1997, la leyenda produciría dos de las secuencias más recordadas de su trayectoria. En la llave definitoria, encestaría en el cotejo de apertura con Utah Jazz a 2 segundos de sonar el reloj para el cierre. Clinc, caja. Para el quinto duelo, se apuntaría con 38 canastas bajo un estado  febril.  Con  un 90-88, se rompería  así el empate a 2 que imperaba en esta final. Finiquitado el asunto en el sexto juego, (con una memorable asistencia de Jordan para que enceste Steve Kerr) se condecoraría al 23 con el quinto Jugador Más Valioso de las Finales de la NBA. Chicago  era  bicampeón.

Chicago perdería su récord de victorias en fila. Finalizaría esta temporada con un 69-13. Jordan concluiría con un promedio de 29,6 puntos por juego.
Hacia julio de 1996, todo en un mismo día, un cierre patronal amenazaría con el arranque de la temporada. La liga y el sindicato de jugadores no podían hallar un acuerdo sobre el reparto de las ganancias por los ingresos televisivos. La liga solicitaría que el 50% de las ganancias se anexaran al salario de los jugadores, mientras que el sindicato presionaría por una participación mayor. Tras horas de conversaciones, la liga y el emporio televisivo alcanzarían un convenio que optimizaría el salario de los jugadores, poniendo con ello fin al cierre patronal.

En la temporada 1997/1998, el andar del grupo no ostentaría la finura de antaño. Aun así, no generaría efectos. Blindados por lo orgánica y monolítica de su estructura, usurparían la Conferencia Este e invadirían las finales por la corona con previsibilidad. El oponente, Utah Jazz -secuela de 1997-. Con la ecuación 3 a 2 para los monarcas, en el estadio de Utah se exigiría la resolución. A 40 segundos de la conclusión, y por 3 arriba en el tanteador para los locales, Jordan metería una bandeja rodeado por varios defensores, colocando la cosa uno abajo (86-85). Subsiguientemente, se ocuparía de robarle el esférico a Malone, frenar el ataque sobre la línea de tres, botar el balón unos instantes, encarar hacia la canasta de Utah quitándose de encima con una finta a un Bryon Russell que lo acecharía por detrás, lo que  lo  haría  resbalar  al mandarlo hacia atrás, y sin resistencia, lanzar y encajar el tanto del tricampeonato. El oriundo de Nueva York inventaba otra genialidad. De las más célebres. Sexto pergamino en ocho años -para él en siete; estadística sinigual si se miden las pasadas cuarenta décadas-. Acto seguido, se lo votaría Jugador Más Valioso de la temporada por quinta vez, del Juego de las Estrellas por tercera, y de las Finales de la NBA por sexta -aquí, el más galardonado de la historia-.
Michael Jordan destronaría a Kareem Abdul-Jabbar como el líder de todos los tiempos en puntos consumados en los Playoffs de la NBA. Recién para el 2017 LeBron James cortaría esta plusmarca.
Jordan promediaría más de 30 puntos en las finales de la NBA, encestando 45 en el último partido ante Utah Jazz.
Los Bulls suprimirían para esta temporada las rayas de sus uniformes alternativos.

Amparándose en la inminente partida del entrenador  Phil  Jackson  (1989/1998),  a  quien se le terminaba su contrato, las transferencias de  Scottie  Pippen  a  Houston  Rockets  y  Dennis Rodman a Los Angeles Lakers de cara a la temporada de 1998/99, y un desalentador contexto con otro cierre patronal de la NBA, Michael Jordan comunicaría el 13 de enero de 1999 su jubilación. Día aciago para la industria  del  básquetbol  mundial...

Presidente Operativo y...

El  19 de enero de 2000, Jordan apostaría por un nuevo  desafío:  la  presidencia  operativa  de los Washington Wizards. Allí, abordaría lo concerniente al día a día del plantel. Reduciría sueldos y promovería a muchachos como Kwame Brown. La gestión no atravesaría la frontera  de  la  irregularidad.
A  pesar  de  puntualizar  en  1999  que  su salida del básquetbol era irreversible, en el verano de 2001, esa intransigencia no se avistaría con claridad. Indicio de esto, el entrenamiento con profesionales y la contratación de su antiguo entrenador, Doug Collins.  ¿Reaparecería  el superhombre?
El 25 de septiembre de 2001, el básquet escucharía con orgullo la repatriada de esta leyenda. Pese a la edad, la escasez de frescura y las lesiones que lo arrastrarían invariablemente, se las ingeniaría para que su débil Washington Wizards hilvane nueve victorias al hilo en esa temporada. No alcanzaría para agrupar a los suyos en las rondas eliminatorias, pero sí para cosechar críticas benignas y participar del Juego de las Estrellas. Su promedio en ese 2001/02: 22,9 puntos por partido, 5,2 asistencias, 5,7 rebotes y 1,42 robos de balón en 60 de los 82 encuentros de la temporada regular. En el Juego de las Estrellas, la leyenda rebasaría a Kareem Abdul-Jabbar en la tabla histórica de anotadores de  este  All-Star Game.
En la temporada 2002/2003, el astro tampoco decepcionaría. Sin los inconvenientes físicos recientes, sería el único de su equipo que disputaría toda la fase regular. El 21 de febrero de  2003,  señalaría  más  de  40  puntos  con  40 años ante los New Jersey Nets por la División Atlántico  de  la  Conferencia Este.  Se  convertía en  el  primer  jugador  de  la  NBA  en  marcar tal cantidad con esa edad. Lastimosamente, insuficiente para clasificar a los Washington Wizards al cuadro eliminatorio. El 16 de abril, en el escenario de Filadelfia, se celebraría la última función de su carrera. Restando menos de 2 minutos Jordan se sentaría en la banca a contemplar el huracán de cánticos que le llovería. Un superhombre.

En reconocimiento a su titánica trayectoria, el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld le entregaría la bandera izada en el Pentágono el 11 de septiembre de 2002. En el Juego de las Estrellas de 2003, Vincent Carter le cedería su plaza en el quinteto titular y la ceremonia de descansado se la dedicarían a él. Dos de los varios minos con que se lo arroparía...

El después...

En  mayo  de  2003,  se  lo  cesaría  del  cargo  de Presidente Operativo de los Washington Wizards.  Esto  lo  impulsaría  a  bucear  por otros ambientes. El golf, acompañado por ex compañeros -Toni Kukov, Scottie Pippen- y en la calidad de espectador, los Grandes Premios del Mundial de Motociclismo -algo que antes se le prohibida-,  serían  dos  de  esos  ambientes...
En 2006, Jordan compraría los derechos totales de los Charlotte Hornets de Carolina del Norte por 175 millones de dólares, asumiendo de tal forma la gerencia. Al corriente es el accionista mayoritario de una franquicia que está valorada en  los 750 millones de dólares.


Dream Team

Cada vez que se realiza un revisionismo de nombres, probablemente el de Michael Jordan resulte el más venerado. Sus hazañas, impensadas para la misma mano del hombre, ilustran el porqué. No obstante, al  desempolvarlas no solo encontraremos una simbiosis con Chicago Bulls. También se descubrirá luz dorada y fulgurante en su estancia por la selección estadounidense. Al mencionado logro en los Juegos Olímpicos de 1984, se le agregaría el de 1992. La composición maestra de Barcelona. Esa que imputaría al combinado más espectacular jamás visto. El Dream Team -el equipo de ensueño-.
Componentes a subrayar: Magic Johnson, Larry Bird, Scottie Pippen, Charles Barkley, Karl Malone, David Robinson, John Stockton... Fenómenos que fabricarían una verdad: No todo en este deporte se había volcado. Lo imposible todavía era posible. Para el anecdotario el desinterés de su Majestad por acudir, aduciendo ya contar con una presea olímpica, y la inmediata insistencia de Magic Johnson para que esté en la delegación -se arrodillaría en televisión y le suplicaría-. En lo que respecta al evento, favorecidos por la conducción de Michael, arrasarían de punta a punta. Resultados principales: 115 - 77 a Puerto Rico por los cuartos de final, 127 - 76 a Lituania por las semifinales y 117 - 85 a Croacia por la final. ¡Una apisonadora! 


Familia

En septiembre de 1989, Jordan se casaría con Juanita Vanoy. Tendrían dos varones y una nena -Jeffrey Michael, Marcus James y Jasmine-. El 29 de diciembre de 2006 se divorciarían. En agosto de 2013, desposaría a Yvette Prieto de 34 años en Palm Beach, Florida, luego de un largo noviazgo. En febrero de 2014, parirían a las gemelas Victoria  e  Ysabel. En mayo de 2019, Michael sería abuelo de un niño de su hija Jasmine.


Negocios y patrimonio

Cuando las cualidades técnicas en una disciplina tan marketinera como la NBA son brutalmente elevadas, dependiendo claro está de la integridad profesada dentro y fuera del ámbito laboral y del grado de inspiración generada en la gente, la exposición que los medios  de  prensa,  las  marcas  empresariales y el sector publicitario urden y entregan de esa figura, suele redundar en su apoteosis e inimaginable rentabilidad. Una especie cabal de esto, la que nos atañe. Michael Jordan, no solo un superhombre, sino también un producto... Un producto que se diseñaría, se consolidaría y sortearía prácticamente todas y cada una de las  apuestas  atendidas.
Se estima que cobraría aproximadamente 94 millones de dólares durante su estadía en Chicago  Bulls  y  Washington Wizards.
Desde 1984 Jordan sostiene un matrimonio multimillonario con Nike. A esto se le adiciona los beneficios que desde sus días como jugador percibe de Coca Cola, McDonald's, Gatorade, Chevrolet, la firma de ropa interior Hanes, las fragancias Five Star, entre otras varias marcas... En 1988, haría su debut en un spot. Su rostro se mostraría en las cajas de cereales Wheaties. En 1996, protagonizaría con los dibujos animados Bugs Bunny y el pato Lucas la película Space Jam: El juego del siglo. La misma recaudaría más  de  200  millones  de  dólares.
Desde el año 1984, con el cartel de Michael Jordan como aval de éxito, el emporio Nike y Converse, subsidiaria de Nike, manejan la línea de ropa deportiva llamada Jordan Brand, cuyos dividendos en 2019 rondarían en torno a los 3.100  millones  de  dólares.

La silueta de Michael Jordan serviría de inspiración para confeccionar el logo de Jumpman

En su génesis, Jordan Brand se ataría directamente al baloncesto. Este enfoque de negocio cambiaría drásticamente con los años. Hoy Jordan Brand es todo un ícono cultural, con la estética y la calidad premium de sus múltiples indumentarias y productos de tendencia athleisure como prioridad...


En  septiembre  de  2018,  y  por  un  lapso  de tres  años,  Jordan  Brand  se  asociaría  con  el club de fútbol francés París Saint-Germain, insertándose  con ello en el mercado europeo y otros territorios con colecciones deportivas y de moda urbana. "La marca Jordan y París Saint-Germain ocupan una posición única en el deporte y el estilo. Nuestra asociación es natural",  comentaría  el  ex  deportista.
PSG y el logo de Jordan Brand
El logo de Jordan Brand reposa en sudaderas deportivas, en una línea de ropa para entrenamiento, y en calzados deportivos. En la edición 2018/19, se pagaría en la camiseta del equipo de fútbol para sus partidos de la UEFA Champions League... 
PSG revelando una de sus camisetas con la que jugaría la Champions League 2018/19
El logo de Jordan Brand, también se estamparía en el pecho de una de las camisetas alternativas del PSG para la temporada 2019/20 de su liga doméstica

No obstante, la mina  de  oro  de  esta  leyenda representan las zapatillas Air Jordan. Producidas por Nike desde septiembre de 1984, son para esta casa los calzados deportivos y personalizados más comercializados de su historia. Los primeros de  esta  interminable  colección,  confeccionados en un comienzo exclusivamente para él: los Air Jordan  I.
Michael Jordan se demostraría reacio en un principio a usar los Air Jordan I, pues el baloncesto estaba acostumbrado a calzados conservadores, con una flaca variación de colores y predominancia del blanco. Hay quienes dirían que Michael prefería a Adidas y Converse...
Los Air Jordan I se lanzarían al público el 1 de abril de 1985. Hacia 1984, Nike le pagaría 500 mil dólares a este novato para que sea la imagen de su marca, y a su vez le haría su propia línea de zapatillas (tenis). Solo ese año (1985), los Air Jordan I tendrían ventas por 100 millones de dólares...

Con los años se sucederían otros tantos modelos y para distintos nichos, no solo el del básquetbol...
Fabricados en Italia, de allí su nombre
Con el mítico número 23 para darle al calzado mayor personalidad
El calzado de Michael Jordan en el anillo de 1991
El calzado de Jordan para los Juegos Olímpicos de 1992. Oro puro.
Las Air Jordan del primer tricampeonato
Un tributo de Nike al alejamiento de Jordan en 1993
El modelo con el que sorprendería Nike tras el "I'm back" de Jordan en 1995
Otra especie de bienvenida...
 A Jordan lo apodaban Black Cat Pounces por su destreza de tipo felina para jugar
Diseño inspirado en el Ferrari 550 M de Michael
Este calzado se vendería en una caja metálica junto a un CD-ROM
El modelo que lo acompañaría en su última temporada (2002/03)
Los primeros tenis Jordan con tecnología Tech-Flex

En septiembre de 1984 Nike crearía esta revolucionaria zapatilla de baloncesto. En octubre la NBA las vetaría... En ese entonces, existía una norma que indicaba que cualquier prenda en la indumentaria de los jugadores debía llevar al menos el 51% en color blanco. Sin embargo, Michael se pondría los Air Jordan I, los cuales mantenían detalles en rojo y negro. Cada vez que lo hacía, la NBA lo sancionaba con 5 mil dólares aproximadamente. Esta multa sería pagada en varias ocasiones por Nike, lo que haría que el calzado adquiriera mayor notoriedad (y alguna vez se les hiciera un documental). Para la temporada 1985/86, Michael usaría unos tenis a los que se les añadiría algo más de blanco, mientras que Nike por su parte insertaría una de las más astutas campañas publicitarias. Esta norma del 51 % se derogaría a fines de la década del 2000.
Los Air Jordan de 1985/86 (con más blanco). 35 años después, las zapatillas Air Jordan siguen siendo parte indisoluble de la cultura pop estadounidense...

En simultáneo, Michael Jordan posee cadenas de restaurantes, hostelería, campos de golf, yates, aviones, mansiones, motos y una concesionaria de autos en Carolina del Norte. Otra fuente de lucro, las indemnizaciones por el mal uso de su imagen. De acuerdo a Forbes, su fortuna oscilaría en los 1900 millones de dólares. El atleta más acaudalado en la historia del deporte.           

Evocación

Sería objeto de decenas documentales y series televisivas. A saber: Michael Jordan: ven y vuela conmigo de 1989 -detallaría su despegue-. En 1992, el director Gary Fleder promocionaría Michael Jordan: tiempo de aire -narra los sucesos de 1991 y 1992 y su tarea en el Dream Team-. En 2001, Último Jordan -se examinaría por  más  de  5  horas  el  camino  emprendido-. En abril de 2020, la productora ESPN y la plataforma de contenidos Netflix estrenarían  El último baile -se relataría el ascenso de Jordan en los años 90 y material inédito de la edición 1997/1998  de  Chicago  Bulls-.
Jordan redactaría varios libros sobre su vida, carrera profesional y manera de entender el mundo:

  • Rare Air: Michael on Michael (1993).
  • I Can't Accept Not Traying: Michael Jordan on the Pursuit of Excellence (1994).
  • For the Love of the Game: My Story by Michael Jordan (1998).
  • Driven from Within (2005).

Laureles y reconocimientos, apéndice 

Medalla de Oro en los Juegos Panamericanos de Caracas 1983. Premio al Mejor Baloncestista Masculino del Año de la Conferencia de la Costa Atlántica (1983/1984). Premios John R. Wooden y Naismith College Player of the Year (1984). Trofeo Adolph Rupp (1984). Medalla de Oro en el Campeonato  FIBA  Américas  de  Portland 1992. El deportista de 1991 para Sports Illustrated. Portada de esta revista en 50 en ocasiones; hasta aquí inigualable. Los premios ESPY, conferidos por  ESPN,  lo  calificaría  el  atleta más brillante del siglo XX. La agencia de noticias Prensa Asociada, lo instalaría en segunda ubicación. El 11  de  septiembre  de  2009,  se  lo  inscribiría en el Salón de la Fama del Baloncesto. En 2016, recibiría la Medalla Presidencial de la Libertad. Algunos de los varios  premios  y  reconocimientos...