Robert De Niro
"La única misión del artista, es convencer al mundo de la verdad de su propia mentira". La observación del pintor y escultor español Pablo Picasso, vendría para desenmascarar los designios de esta ciencia. Todas las artes mienten. Por tanto, el artista solo es tal si reúne la habilidad de tapizar a ese crónico ardid con un ladino realismo. De lo contrario, se manifiesta una voz sin sonido. Un cuerpo sin alma.
La mentira es un acto primitivo y consciente al que se acude por múltiples razones. Cuando Nicolás Maquiavelo formuló en su obra El príncipe, la idea de ser hábil en fingir y disimular, o que los hombres buscan engañar y ser engañados, constituyó toda una agitadora innovación en esos tiempos. Hoy, sin embargo, hay consenso generalizado para hacer de esta práctica casi un modus vivendi. Porque puede simbolizar una símil caricia. Porque nos muestra lo que la mente, o una parte de ella, realmente quiere testimoniar. Por ello las expelemos y/o perseguimos con más o menos insistencia, como si anheláramos una colisión. Y con Robert De Niro, esa colisión con la mentira se consumó...
Un actor camaleónico que supo cambiar de color según la ocasión. Tal elasticidad, le permitió asumir innumerables caracterizaciones para casi todo tipo de género con una comprometida, minuciosa, intensa y maravillosa hipocresía física y psicológica. Cómo no bullir, aun a la fecha, con Taxi Driver, Toro salvaje, Los intocables, Cabo de miedo, Despertares, Fuego contra fuego, Viviendo como un Flynn, entre otros varios títulos. Parte de un relevo generacional, o del movimiento llamado nuevo Hollywood gracias al cual se hizo con el estatus de superestrella, llegó para subordinarse al grito de Pablo Picasso: convencer al mundo de la verdad de su propia mentira. Por eso, el director Martin Scorsese lo acusó de equivaler al actor que cualquiera quisiera tener. Por eso, el espectador se sumergió en un innegociable momento de hipnosis al contemplar esa afrodisíaca farsa irradiada de su anatomía. El telón de Robert Anthony De Niro Jr., todo un voluble y verdadero mentiroso de las artes cinematográficas, se abre a continuación...
Nacería un 17 de agosto de 1943 en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos. El padre, Robert De Niro, era pintor y escultor. La madre, Virginia Holton Admiral, poeta y pintora. Ambos, de estirpe europea. Tras el divorcio de estos, al pequeño Robert lo criaría ella en Manhattan.
Su interés por la disciplina se despertaría a los 10 años. El día en que encaraba para el colegio el rol del León Cobarde en el musical El mago de Oz, recorrería dentro de sí una sensación de alivio: hallaría el instrumento con el que mitigar su timidez y ese estímulo con el que proyectar un mañana... A los 16, abandonaría a la secundaria para desviarse a la actuación. Estudiaría en el Conservatorio de Teatro Stella Adler -circularían actores como Marlon Brando, Martin Sheen, Harvey Keitel, Melanie Griffith...- y posteriormente, y ya de modo profundo, en el Estudio de Actores de Lee Strasberg.
Comienzos
En 1963, con apenas 20 años, De Niro haría su debut fílmico. Con la dirección de Brian De Palma, quien también debutaba pero como director, se filmaría La fiesta de bodas.
Precuela: infancia de Vito Corleone (De Niro) en Sicilia hasta la fundación de la empresa familiar en Nueva York...Secuela: Michael Corleone (Al Pacino) como el nuevo Don de la familia, protegiendo a finales de los años 50 los negocios familiares...
Consagración
En 1974 se lo contrataría para El Padrino II, la gloriosa trilogía de Francis Ford Coppola. Su impoluta caracterización de Don Vito Corleone, crecido en la Sicilia del 1900 para luego teñirse del mafioso patriarca de uno de los clanes italianos más poderosos de la Nueva York de los años 50, marcaría un punto de quiebre para De Niro...
Habida cuenta de la incidencia de fragmentos en lengua italiana, De Niro se recluiría cuatro meses en Sicilia para mamar este dialecto.
En 1976 Taxi Driver, de Martin Scorsese. De Niro encarnaría a un solitario, insociable, inestable y cinéfilo ex combatiente de Vietnam, con insomnio crónico y devenido a raíz de ello en un taxista nocturno de Nueva York. Internado en las salas de cine durante el día y prendado de Betsy -Cybill Shepherd-, una sensual rubia y voluntaria en una campaña política, lo que realmente obsesionaría a Travis Bickle sería la violencia, la sordidez y la desolación de la ciudad; vectores gracias a los cuales fraguaría un método de justicia y le daría un giro a su existencia...
La pulcritud en sus desempeños se extendería a Novecento; un drama histórico en el que se discutiría los acontecimientos políticos y sociales de relieve en la Italia del 1900 a 1950 (el fascismo fundamentalmente). De Niro haría del nieto de un patrón de hacienda.
En 1977, el romance musical Nueva York, Nueva York, de Martin Scorsese. Jimmy -De Niro-, un impetuoso y seductor saxofonista con apetito por establecer su banda. Francine -Liza Minnelli-, una retraída y visionaria vocalista de bares. Flechazo al instante. Nueva York, Nueva York transitaría en la ambivalencia de un romance que saborearía la toxicidad y la pasión por el jazz.
Para 1978 El francotirador. Un drama bélico de los más angustiantes y controversiales, que desnudaría cómo la Guerra de Vietnam transformaría las rutinarias vidas de tres obreros siderúrgicos de una fábrica de Pennsylvania. Detenidos por el Vietcong, se los sometería al cautiverio y las torturas. Lograrían escapar, pero sus desgarros físicos y psicológicos los acompañarían irreversiblemente...
Toro salvaje, el filme de 1980 de Martin Scorsese, el marco para ese golpe. Jake LaMotta -De Niro- sería un paranoico, violento, mujeriego y celoso boxeador. Con la ayuda de su hermano y mánager, Joey, vería cumplido su sueño de volverse número uno de los pesos medianos; sin embargo, a partir de allí su vida se tornaría en un caos: el vínculo con su esposa iría progresivamente desgastándose. Por otro lado, cargaría con la presión de la mafia para amañar el resultado de sus combates...
En mayo de 1984 el drama criminal de coproducción italo-estadunidense, Érase una vez en América. Contextualizado en 1920, 1932 -tiempos de la ley seca- y 1968, Robert De Niro protagonizaría a David Noodles Aaronson, un gánster judío oriundo del barrio de Manhattan. Parte de una pandilla, hacia 1921 se lo sentenciaría a 12 años de prisión por apuñalar a su ex jefe. Una vez recuperada la libertad, se reintegraría a una banda en auge la cual unos políticos contrataría para resolver ciertos asuntos sindicales. Pocos días antes del fin de la Prohibición, tres de sus amigos y compañeros serían asesinados en una redada de la policía de Nueva York. Atormentado y forzado a huir, confrontaría con ese sombrío pasado 35 años después...
En 1985 se lanzaría Brazil. Este drama de ciencia ficción del director Terry Gilliam, transcurriría en un cosmos futurista distópico, inhumano, amenazado por el terrorismo y los ordenadores, y con un gobierno trasmutado en un aparato totalitario y burocrático. Un error informático propiciaría la detención indebida de un ciudadano y su muerte. Durante la visita de Sam Lowry -Jonathan Pryce-, un tecnócrata soñador, a la familia del fallecido, chocaría fortuitamente con la mujer provenida de sus sueños. Perseguida con ahínco, en su aspiración por disponer de información sobre ella se supeditaría a los antojos de su madre, una narcisista recalcitrante muy bien relacionada. Ante tal escenario, Lowry haría amistad con Harry Tuttle -De Niro-, un guerrillero saboteador, prófugo del estado. La muerte del ciudadano, su fijación con la mujer de sus sueños y Tuttle, perturbarían la tranquila vida de Lowry...
En 1986, La misión. Drama político-religioso con un telón de fondo coligado con las monarquías europeas y el Tratado de Madrid de España y Portugal en 1750 (límites entre sus respectivas colonias en América del Sur). El capitán Rodrigo Mendoza (De Niro), un cazador furtivo de indios guaraníes, ex traficante de esclavos, y quien sufriría la traición de su amante y hermano (acto que lo empujaría a un duelo mortal con este), se acercaría a la orden jesuita San Carlos encabezada por el padre Gabriel (Jeremy Irons) y minada de indios guaraníes. Abrumado física y psicológicamente por la muerte de su consanguíneo y la de los indios cazados, el padre Gabriel lo ampararía, e invitaría a la reconciliación consigo, con Dios, y sus antiguas víctimas. El cometido misional sangraría al apersonarse un nuncio de Su Santidad con la consigna de disolver diplomáticamente la Orden y no exacerbar a las potencias de España y Portugal. La lucha por la independencia entre los jesuitas de las misiones guaraníes y la política geoestratégica internacional del siglo XVIII, sería inevitable...
En marzo de 1987 afloraría Corazón diabólico. Un thriller/terror psicólogo en el que un tal Louis Cyphre -De Niro- se haría de los servicios del investigador Harry Angel -Mickey Rourke- con el propósito de localizar a un cantante y ex soldado herido en la Segunda Guerra Mundial. Conforme caminase la narrativa y se generasen misteriosas muertes, al parecer relativas con la magia negra, un Harry Angel cada vez más involucrado cuestionaría la identidad de este enigmático y acaudalado sujeto...
En 1988, la comedia Fuga a la medianoche. El ex policía Jack Walsh -De Niro- tendría que capturar y entregar por 100 mil dólares a Jonathan Markukas -Charles Grodin-, un contable latoso fugado con dinero de la mafia. Para el desconocimiento de Jack Walsh, la mafia decidiría asesinar al contador, arrestado por este cazarrecompensas en Manhattan, por lo que ambos se convertirían en el blanco de un asedio del que no se abstendría el FBI...
Los años 90...
En septiembre de 1990, Buenos muchachos, el drama criminal anclado en hechos reales de Martín Scorsese. Henry Hill, un adolescente vejado por su familia y embelesado por la turbia expresión social de su Brooklyn, abandonaría a los 13 años el colegio para sumarse a la facción del gánster local Paul Cicero -Paul Sorvino- y sus socios, Jimmy Conway -De Niro- y Tommy DeVito -Joe Pesci-. Pillo para sostenerse económicamente por sí mismo, Henry Hill asimilaría las dos lecciones más convenientes para su vida: "Nunca traiciones a un amigo" y "mantén siempre la boca cerrada"; apotegmas conferidos por permanecer en silencio en una audiencia en la corte. Ya de grande, con un Henry -Ray Liotta- en el pináculo de esta organización, los hechos se enfocarían en seguir la caída de estos cuatro delincuentes tras tres décadas activos...
En 1991 abordaría el thriller psicológico Cabo de miedo, de Martin Scorsese. Fiel a sí mismo, se plantearía la tarea fisonómica y psíquica del psicópata Max Cady, un ex reo cuyo odio por viejo abogado motivaría su intimidación y la de la familia, de un modo vehemente y avasallante. Acortaría un 3% el índice de grasa corporal, erosionaría su dentadura para que esa apariencia parezca más agresiva, se encolaría solubles tatuajes vegetales, y se movilizaría a ciudades sureñas para amoldarse al acento vocal imperante en el espacio de esta película.
En 1993 llegaría el drama Vida de este chico, de Michael Caton-Jones. Una madre sola, Caroline -Ellen Barkin-, y su hijo Toby -Leonardo DiCaprio- se marcharían de la ciudad para dar con una nueva vida. Recalarían en un poblado de Washington donde la presunta suerte los aguardaría. Caroline se cruzaría con Dwight -De Niro-, un educado y amable mecánico con el que más tarde se casaría. Sin alucinarlo, pronto la oscuridad la cubriría por completo. La realidad desbarataría la falacia. Dwight derramaría toda su rabia para con el hijastro, de postura rebelde en la escuela. Toby maduraría al ritmo de los daños tragados y de la necesidad por librarse con Caroline de un entorno imposible de resistir.
En 1994, De Niro se zambulliría en un género tenuemente explorado: el terror. Desempeñaría a la criatura de Frankenstein de Mary Shelley, del director Kenneth Branagh. Las críticas bailarían en la mixtura. Mientras algunos subrayarían la ambición de esta película y su regocijo por la actuación de la criatura, otros destacarían la falta de susto y una faceta caricaturesca de esta. Poca atención local. No así en el extranjero.
En 1995 se lanzaría Casino, de Martin Scorsese. Aquí personificaría a un judío-estadounidense -Sam "Ace" Rothstein- versado en las apuestas, asociado con la mafia, y llamado por esta para supervisar un club en Las Vegas. Un día, los jefes le enviarían a un amigo de la infancia, el ajustador de cuentas y matón Nicky Santoro -Joe Pesci-, para que cuidara de él y del negocio. Nicky, no obstante, trazaría otros planes...
Esa temporada (1995) también se lo disfrutaría en Fuego contra fuego; la celebérrima película policíaca del director Michael Mann. Robert De Niro representaría al impávido Neil McCauley, un ex convicto líder de una avezada banda asaltante de bancos. Otro fenómeno a bordo, Al Pacino, en calidad de Vincent Hanna, un aguerrido e implacable teniente de la división de Robos y Homicidios de la Policía de Los Ángeles. Michael Mann y su staff gozarían de suma perspicacia a la hora de desplegar el argumento y revestirlo con un guion sin clichés. Mas no solo en eso. La composición del resto del elenco sería ese otro sustantivo acierto: Val Kilmer, Jon Voight, Ted Levine, Tom Sizemore, Ashley Judd, Natalie Portman...
Con un rendimiento de 187 millones de dólares, Empire alojaría a este thriller policíaco en el puesto 38 en su listado de las mejores 500 películas de todos los tiempos. Un éxito total.
En 1996, el drama novelesco Los hijos de la calle. En un barrio marginal de la Nueva York de los años 60 apodado la Cocina del Infierno, cuatro jóvenes corrompidos por un traficante de drogas perpetrarían un robo e intento de homicidio, gracias a lo cual se los remitiría a una prisión de menores, el Reformatorio Wilkinson. Reducidos por parte de los guardias con palizas y violaciones, hallarían esa guía moral en las visitas del padre Bobby -De Niro-. Al salir en libertad, ya adultos, dos de estos cuatro amigos, líderes de bandas criminales, matarían a sangre fría a uno de sus ex guardias con el que se toparían. Aprehendidos y enjuiciados, harían del falso testimonio del padre Bobby la estratagema para su absolución.
Otra película de ese año, Tierra de policías, un drama policíaco con Sylvester Stallone, Harvey Keitel, Ray Liotta y Robert De Niro... En la ciudad de Garrison, Nueva Jersey, se concentraría la corrupción interna de oficiales policíacos, procedentes de Nueva York. Su sheriff, -Sylvester Stallone-, decente a la vez que frustrado por no ser un oficial como ellos a causa de su sordera en un oído, no ignoraría esto, pero a priori se mostraría reacio a incriminarlos. El ataque a dos afroamericanos y otras sucesivas muertes concientizaría a este sheriff, quien con la asistencia del teniente de Asuntos Internos -Robert De Niro- y algún leal policía, lograría dirimir el caso...
Para el 2000, De Niro asomaría en la comedia La familia de mi novia. Este remake enseñaría al torpe pero noble enfermero Greg Focker -Ben Stiller-, inmerso en el desafío de conocer a los suegros de su novia Pam -Teri Polo-. El papá, Jack Byrnes -De Niro-, un ex de la CIA, no lo vería con buenos ojos, más aún al desatarse una serie de desventuras en torno a Greg, por lo que apelaría a todo su ingenio para desacreditarlo ante la hija y el resto.
En 2004, reflotaría Jack Byrnes en la comedia Los Fockers: La familia de mi esposo. Un último reto quedaría por superar en Greg, alias Gaylord, para su boda con Pam: presentar en un fin de semana a los Byrnes con sus liberales y descocados padres -él, abogado y amo de casa (Dustin Hoffman); ella, terapeuta sexual de la tercera edad (Barbra Streisand)-.
En diciembre de 2010, la tercera parte de la saga La familia de mi novia. Ahora, Los pequeños Focker. Pam y Greg parirían mellizos -un nene y una nena-. Cegado por su neurosis, la civilizada comunidad que el autoritario y escéptico Jack finalmente forjaría con su yerno, al que impulsaría a ser el Padrino Focker para cuando él muera, se esfumaría al arribar Greg a una firma farmacéutica. Con el cumpleaños de sus nietos, ¿recobraría Jack la fe en Greg?, ¿se plantaría Greg como el señor de la casa?
En 2011 Sin límites. Suspenso de ciencia ficción en el que De Niro protagonizaría a un magnate de Wall Street, Carl Van Loon, ávido por materializar una fusión corporativa monopolista con el auxilio de Eddie Morra -Bradley Cooper-, un escritor inicialmente en crisis, cuya vida daría un vuelco dramático después de incrementar de manera revolucionaria su potencial cognitivo con la píldora NZT, una droga que probaría gracias al ex cuñado. Van Loon demostraría un irreprimible interés en Morra al comprobar sus insólitos logros comerciales. No se demoraría un grupo de maleantes en procurar hacerse con la NTZ y quitar del medio a Morra...
En marzo de 2012, el drama Viviendo como un Flynn. De Niro haría las veces de un narrador de cuentos, padre ausente, alcohólico y desempleado -lo expulsarían del trabajo-, que aterrizaría casualmente en el albergue para los sin techo administrado por el hijo -Paul Dano- en sus ratos libres. De allí en más, el aire de los dos se tornaría un torbellino...
La cortina de ese año se bajaría con la comedia romántica El lado luminoso de la vida. Aquí De Niro retornaría a las máximas planas para los especialistas. Protagonizaría a un padre desocupado y hospitalario para con su hijo Pat -Bradley Cooper-, soltado de una institución mental por y luego de agredir al amante de su ex esposa Nikki -Brea Bee-. Determinado a reconquistarla, al tropezar con la viuda y problemática Tiffany Maxwell -Jennifer Lawrence-, Pat advertiría en ella la vía para comunicarse con Nikki, no sin pagárselo con un favor. A pesar de mutuas suspicacias en el comienzo, raudamente surgiría entre ellos una singular conexión que les posibilitaría degustar el lado bueno de las cosas.
En 2017, El mago de las mentiras. Emitida por HBO, narraría la investigación del escandaloso derrumbe financiero de 2008, el más infame colapso piramidal en Estados Unidos, en virtud de la audaz estafa del titular de uno de los conglomerados de inversión más notorios de Wall Street, el empresario y corredor de valores Bernie Madoff -De Niro-.
Guasón se instalaría para la clasificación R (películas no aptas para menores de 17 años a menos que las vean acompañados de un adulto) como la película más rentable de la historia: más de 1 mil millones de dólares. A nivel general, en el escalafón 31. Robert De Niro protagonizaría a un entrevistador televisivo al que una inimaginable fatalidad lo impactaría.
En lo que respecta a la película dirigida por Martin Scorsese, con una nómina sugestiva, El irlandés relataría uno de los grandes entresijos con nexos políticos y sin saldar del país. En la Filadelfia de los años 50, el camionero Frank Sheeran -De Niro-, un veterano de la Segunda Guerra Mundial, se adentraría en el submundo de la estafa y el delito organizado al unirse con el jefe de la familia criminal de Northeastern Pennsylvania, Russell Bufalino -Joe Pesci-. Poco después, a través de Russell Bufalino, Sheeran conocería a Jimmy Hoffa -Al Pacino-, activista sindical y líder de la Hermandad internacional de camioneros, enlazado económicamente a los Bufalino, y a quien Sheeran en un comienzo custodiaría y en los años 70 asesinaría...
Director
Aunque la reputación ahorrada en más de cincuenta años se anudaría a la actuación, De Niro viraría en un par de pasajes a la dirección. Influenciado por Scorsese, en 1993 lanzaría su primera película: el drama Una historia del Bronx. Sonny -Chazz Palminteri-, un gánster de los años 60 del distrito del Bronx, se encariñaría con el tierno Calogero de 9 años -Francis Capra-, testigo callado, no declarante, de un asesinato cometido por Sonny, y obnubilado con el alto voltaje de su vecindario. Entretanto su padre, Lorenzo Anello -De Niro-, un honesto chofer de autobús, al prevenirse de que Calogero estaba trabajando en el bar de Sonny, los reprendería a ambos, pues desaprobaría el vínculo. No obstante, su aturdido hijo se dividiría entre la rectitud e integridad, y esa fascinación por Sonny y sus costumbres, a quien dicho sea de paso visitaría a escondidas. Enfrascado en este dilema moral, un día, ya con 17 años y Sonny muerto, tomaría una decisión...
Ámbito privado
En 1976, De Niro contraería matrimonio con la actriz y vocalista Diahnne Abbott. Traerían a Raphael, nombrado así por el hotel de Roma en el que se lo concebiría. De Niro adoptaría a Drena, la hija de la anterior pareja de Abbott. En 1988 se separarían. De 1985 a 1996, mantendría una relación con la modelo y actriz Toukie Smith. Fruto de esta y por una fertilización in vitro, los gemelos Julian Henry y Aaron Kendrick. En 1997 desposaría a Grace Hightower, una cantante y actriz doce años más joven a la que conocería en 1987 en Londres. En 1998, darían a luz a Elliot. En 2003, a De Niro le diagnosticarían cáncer de próstata.Intervenido quirúrgicamente, se efectúa regularmente chequeos clínicos. En 2004 De Niro y Hightower renovarían los votos. Hacia el 2011 nacería Helen Grace, engendrada por un vientre de alquiler. En marzo de 2016, notificaría que su hijo Elliot padece autismo. En 2018, se oficializaría la ruptura con Grace Hightower.
Negocios y patrimonio
A finales de los años 80, cofundaría el estudio de cine y televisión TriBeCa Productions. En 2002, se instituiría el Festival de Cine de TriBeCa. Desde el 2013, es uno de los accionistas de la cadena de hoteles y restaurantes Nobu; operativa en los cinco continentes. Regentea el Greenwich Hotel, de las boutiques más glamorosas de la Gran Manzana, Nueva York. Se cree que su fortuna rondaría en los 500 millones de dólares.
Apéndice
En 1986, De Niro irrumpiría en el terreno teatral. Cuba y su osito de peluche, de Reinaldo Povod, la obra. Ofertada en Broadway, Nueva York, Cuba y su osito de peluche hablaría de Joseph Cuba -De Niro-, un narcotraficante y padre indulgente sostenido por el orgullo y la esperanza hacia su hijo Teddy -Ralph Macchio-, un aspirante a poeta de 16 años. Cual espejo de su padre, y aprovechando la ceguera de este, Teddy sucumbiría al atractivo de la calle y a la perversión de la heroína... Incluso antes de su estreno, Cuba y su osito de peluche agotaría todas las entradas.
En 1993, a De Niro se lo mimaría con el León de Oro Especial que el Festival Internacional de Cine de Venecia otorga anualmente a aquellos que en sus distintas formas aportan al séptimo arte.
En 2000, recibiría el Premio Donostia del Festival de San Sebastián.
En 2011, se lo designaría el 64º presidente del jurado del Festival de Cannes. Por otro lado, se le concedería el Premio honorífico Cecil B. DeMille.
Firme simpatizante del Partido Demócrata, prestaría apoyo a Al Gore en las elecciones presidenciales de 2000, y a John Kerry en las de 2004.